La escalada de violencia en Venezuela ha venido in crescendo desde el 10 de enero luego de la toma de posesión de Nicolás Maduro como Presidente de Venezuela. El proceso electoral estuvo plagado de irregularidades, luego de que el propio Presidente asestara un golpe de Estado a la Asamblea Nacional con mayoría de oposición, al emitir un decreto convocando a una Asamblea Constituyente sin contar con las facultades constitucionales para hacerlo.

La Asamblea Nacional fue disuelta y tanto la Constituyente como el Tribunal Supremo de Justicia se arrogaron sus facultades en abierta violación a la Constitución Política . A la crisis política se suma una crisis económica de enormes dimensiones que ha puesto en la mira del mundo a un país entero migrando por la falta de alimentos e insumos básicos. En un proceso electoral viciado Nicolás Maduro gana las elecciones para permanecer en el poder hasta el 2025.

Si de legitimidad se trata, el gobierno de Nicolás Maduro ha carecido de ella tanto en el origen como en el ejercicio. Las elecciones de mayo pasado tuvieron un bajísimo porcentaje de participación y las protestas por la situación económica han ido creciendo día con día.

La autoproclamación de Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional, tomó por sorpresa a los medios internacionales. Amparándose en el artículo 233 de la Constitución Venezolana que señala el procedimiento de sustitución presidencial en los casos de falta absoluta del Presidente por muerte, renuncia, destitución o incapacidad física o mental. Sin embargo, hay que señalar que la destitución por incapacidad tendría que ser decretada por el Tribunal Supremo y luego aprobada por la Asamblea Nacional. En este sentido, la violación constitucional por parte de la Asamblea Nacional sería evidente.

En su discurso Guaidó apeló a estos principios constitucionales para rebelarse contra un régimen considerado usurpador. Si ya antes Maduro había violado la Constitución ¿es posible que lo hecho por Guaidó y la Asamblea Nacional pueda considerarse no como un golpe de Estado sino como un esfuerzo para lograr el reestablecimiento del orden constitucional?

La Constitución de Venezuela prevé en dos artículos distintos la posibilidad de que el pueblo reestablezca los principios democráticos cuando estos se consideren violentados, asimismo, establece que dicha Carta Magna no perderá vigencia y otorga a los ciudadanos el deber de reestablecerla en caso de que haya dejado de observarse.

Guaidó en su discurso se asumió como presidente encargado, es decir, que encabezará un gobierno de transición con miras a organizar un nuevo proceso electoral dentro de los 30 días siguientes. Si lo logra, quizá pueda reestablecer el orden constitucional.

Un golpe de Estado es la usurpación de facultades de un órgano del Estado (poder constituido) hecha por otro poder. Un golpe de Estado implica el rompimiento del orden constitucional, sin embargo para que éste se manifieste debe existir como requisito preexistente justo eso, un orden constitucional. En este sentido cabría recordar que el primero que ha violentado la Constitución ha sido el propio Nicolás Maduro y por tanto su régimen no podría considerarse constitucional. ¿Puede romperse un orden constitucional inexistente? ¿sería eso un Golpe de Estado o más bien el pueblo ejercicio su derecho a cambiar su forma de gobierno?

México mientras tanto mantendrá su ilógica postura de apoyo tácito a Maduro , aún cuando los principales integrantes del Grupo de Lima, Brasil, Colombia, Chile, Canadá reconocieron abiertamente el gobierno interino de Guaidó .

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