Alan A. Almeralla Barreto

El 7 de enero del 2019 fue firmado el llamado “Plan de pacificación del Estado de Morelos” por autoridades federales, estatales, municipales y miembros de la sociedad civil organizada. Dicha estrategia tiene como propósito conjuntar los esfuerzos de los tres niveles de gobierno para atender la crisis de inseguridad latente en la entidad. Para ello se han implementado mesas de seguridad que intentan incorporar a la participación ciudadana como la suma de esfuerzos establecidos desde el plan de pacificación, que pretende sumar opiniones ciudadanas.

La estrategia ha significado además de la coordinación interinstitucional, sujetarse al cumplimiento de una estrategia nacional que incorporará como base sustancial la creación de la Guardia Nacional (GN) y con ello el despliegue de miles de efectivos por diversas zonas del país, incluido el estado de Morelos. Ante esto, muchas han sido las voces que han pedido no solo la incorporación del estado a la estrategia nacional, sino en específico de la presencia de efectivos de la GN en Morelos, considerando no existir otra alternativa eficaz para la disminución de los índices delictivos.

Sin embargo, se les olvida a quienes piden la presencia de efectivos de la GN, que la presencia de elementos de seguridad nacional ya se encuentra en la entidad desde hace poco más de 6 meses, que a la firma del ya mencionado “plan de pacificación” se incorporaron elementos de la marina y el ejército como miembros permanentes de las mesas de seguridad del estado y que ya se tienen representantes tanto del gobierno federal como del estado instalando las mesas de seguridad; no obstante, la percepción de inseguridad por parte de la ciudadanía se ha mantenido igual, por tanto ¿de qué forma la presencia de la GN podría ayudar a resolver la problemática de inseguridad en la entidad?

Un factor importante para resolver dicha interrogante tiene íntima relación con las mismas molestias que ha generado la GN en los elementos adscritos a Policía Federal, ¿Qué pasa con las policías? Morelos, como muchos otros estados, se enfrentará a esta interrogante, los cuerpos de seguridad pública, llámense policías, no están siendo considerados dentro de la estrategia federal, ni siquiera existe un plan de incorporación y profesionalización que permita el trabajo efectivamente coordinado teniendo en consideración lo que marca de forma específica la constitución, pues en el artículo 21° se establece que:

“… la seguridad pública es una función del Estado a cargo de la federación, las entidades federativas y los municipios, cuyos fines son salvaguardar la vida, las libertades, la integridad y el patrimonio de las personas, así como contribuir a la generación y preservación del orden público y la paz social, que comprende la prevención, investigación y persecución de los delitos, así como la sanción de las infracciones administrativas…”.

Con ello nuestras policías pasan de largo, se resta importancia al fortalecimiento de un ente público que durante muchos años ha sido duramente segregado y castigado laboral y socialmente, lejos de contemplar mecanismos para la efectiva vinculación se apuesta a la desarticulación de las policías, a las cuales los ciudadanos ya venían restando autoridad y confianza. Hoy la GN arrasa con las posibilidades futuras de tener mejores policías y de fortalecer mecanismos de proximidad social donde sean precisamente los policías, los encargados de preservar la seguridad pública.

Que si estas estaban corrompidas como lo asegura el presidente, nada ni nadie puede asegurar que los miembros de la GN no se corrompan a lo largo de su ejercicio, cuanto más si vienen de un proceso de remiendo, reciclando policías federales y militares para que en una formación exprés puedan desempeñar con los estándares mínimos de cumplimiento normativo y legal.

El mando coordinado, por el contrario, aunque con interrogantes y áreas de oportunidad, permite a mediano plazo que la toma de decisiones sea asumida desde la titularidad del estado y que el mandato y la responsabilidad de la seguridad sea asumida por la propia policía estatal, con miras a la mejora de las condiciones que le son urgentes a nuestros cuerpos policiales.

El gobierno federal hoy nos deja bajo la zozobra, no solo de que la GN sea en esencia el órgano idóneo para combatir y aminorar la inseguridad en el país, sino también que a golpe de estado se tienda al descuido, rezago y espero no, su desaparición paulatina.

Toca al estado de Morelos, pero también al resto de los estados, la defensa de sus propios órganos de seguridad, la autonomía de sus atribuciones y la salvaguarda de sus propios elementos.

El trabajo coordinado, planificado y sectorizado puede ser a todas luces una buena estrategia si se sabe incorporar respetando la división de poderes y el ejercicio legítimo de la autonomía estatal, es de suma importancia considerar el trabajo efectivo policial y lo mucho que puede aportar una policía civil bien capacitada y adiestrada, fundando y apostando a su profesionalización, empoderando desde luego la participación ciudadana. Sin perder la confianza de que es desde los órganos civiles que se puede y se debe contrarrestar la delincuencia.

@AlanAlmeralla
@Obciju
Fb Observatorio Ciudadano de Morelos

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