La palabra de moda en este momento en el futbol mexicano.

No hay equipo, técnico, directivo, representante, jugadores, medios y sobre todo aficionados que no la mencionen.

La RAE (Real Academia de la Lengua Española) tiene varias definiciones para esa palabra:

1. Acción y efecto de reforzar.

2. Pieza o reparo que se pone para hacer más sólido o resistente algo.

3. Persona o conjunto de personas que se unen a otras para aportar su fuerza o eficacia.

Para el futbol la palabra refuerzo tiene muchas connotaciones. Para algunos es la oportunidad de hacer negocio , para reforzar sus carteras, vender y comprar jugadores, sin importar qué le puedan a portar a sus equipos, siempre y cuando les genere un ingreso.

Para algunos significa la posibilidad de pelear la permanencia en Primera

, caso que en esta ocasión no aplica, pues no habrá descenso.

Algunos equipos no sólo traen sino que abastecen a otros. Algunos se deshacen de los que no pueden retener y refuerzan a otros. Instituciones que buscan reforzar su caja, vender para mejorar sus finanzas.

La afición, como siempre en medio de la nada y lejos de todo, genera una gran expectativa, una alta necesidad de que esos jugadores que lleguen a su equipo sean verdaderos futbolistas de renombre, de gran calidad, y fincar sobre ellos la resurrección, consolidación, mejora o decorar sus planteles.

La realidad es que es brutal, es bestial, la expectativa que hay de la afición por los jugadores que puedan llegar a sus equipos.

Primero, difícil que lleguen, luego que cumplan, no sólo con lo que se les exige, sino que además llenen al cien por ciento el gusto de la gente.

Hoy que el mundo es una aldea global y que lo mismo se convive entre los nombres europeos o sudamericanos que van a las principales ligas del mundo que los que llegan a la Liga MX, la afición está más expuesta a la decepción que a la felicidad y el éxtasis.

Amigo aficionado, haga memoria, dígame, de los refuerzos que llegan a su equipo cuántos realmente llenan sus expectativas.

Acostúmbrese a la decepción, no sólo por lo bueno o malo que sea el jugador, sino por toda la responsabilidad que le finca. Y porque sobre todo, no siempre llegan porque sean movimientos que tengan que ver con el futbol cancha.

Refuerce su fe en el club, exija mejor trabajo y desarrollo. Proyectos a mediano y largo plazo. Y que las contrataciones sean congruentes con su idea de juego y lo que le da identidad a la plaza.

El real refuerzo es el que triunfa no el que llega. Y tristemente son más los que fracasan.

Nombres, apellidos, posiciones, valores, tasaciones. Disfrute del futbol de estufa, pero consúmalo con responsabilidad. 

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