El anuncio está a la vuelta de la esquina: vendrán a México más de 20 CEOs, directores ejecutivos, pesos pesados de firmas estadunidenses. El encuentro tendrá lugar los días 11 y 12 de abril en Mérida, Yucatán. Así me lo confían fuentes involucradas en la organización:

La idea, planeación e invitación corrió a cargo de Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores. Inicialmente el diálogo de esta veintena de líderes sería en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, pero por razones de logística, conectividad y seguridad, Mérida ganó la sede.

Más allá del encuentro, la convocatoria para este foro es relevante por varias señales simultáneas que va a dar:

La primera señal es al presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Después de un par de semanas de que retomó a México como su blanco de ataques, y en particular al nuevo gobierno mexicano por su política migratoria, sus paisanos de dinero se sentarán a la mesa. Será una muestra de lo importante que es la interacción económica de los dos países, desde el punto de vista de compañías de gran peso. Con esa relación comercial no se juega. Espaldarazo clave.

La segunda señal es al mundo. Después del fiasco en la promoción del país en Berlín, Alemania, protagonizado por la Secretaría de Turismo, encabezada por Miguel Torruco, juntar a estos CEOs para la foto le da oxígeno a la marca México y podrá recomponer al menos algo de lo descompuesto.

La tercera señal es a los mercados: que esos nombres, altamente influyentes, visiten México genera una buena atmósfera que apunta a la certidumbre económica y puede incluso contagiar confianza entre otros inversionistas para darle el beneficio de la duda a un gobierno que no ha sabido mandar buenas señales a los mercados financieros desde que tomó el poder (formalmente en diciembre, pero realmente desde julio).

La cuarta señal es al gobierno mexicano: Marcelo Ebrard, uno de los pesos pesados en el gabinete del presidente López Obrador, de los que más cercanía y confianza tienen con el presidente, a través de este diálogo de alto nivel en Yucatán puede comenzar a tomar el liderazgo de la promoción económica hacia el exterior, quizá dejando atrás a Graciela Márquez, secretaria de Economía, y a Alfonso Romo, jefe de la Oficina de la Presidencia, cuya capacidad de interlocución con inversionistas foráneos se vio muy mermada desde el episodio de la cancelación del aeropuerto en Texcoco.

Súmele que buena parte de la operación de la estrategia migratoria ha dejado de estar bajo la responsabilidad exclusiva de la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, y ha aterrizado en el escritorio del canciller Ebrard.

SACIAMORBOS.

La quinta señal tal vez es la que apunta a la sucesión presidencial de 2024: Ebrard sentará junto a los CEOs a los seis gobernadores del sureste. Un gesto político a la zona territorial más querida por el presidente y al mismo tiempo, al alejar el evento de la Ciudad de México (otra sede natural para algo de esta magnitud), impide que luzca otro nombre que, de acuerdo con las encuestas, suena como rival en una todavía lejana contienda.

 

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