Cuando la araña de la especie “ ” se aparea y acaba el l, “su pareja” huye para evitar ser devorado por ella. Afortunadamente, la ha encontrado un mecanismo de defensa para poder escapar velozmente. Investigadores de la Universidad de Hubei (China) analizaron, por primera vez, la técnica que esta especie utiliza para evitar un catastrófico final.

Los expertos describieron el mecanismo exacto que les permite a las arañas macho huir de sus parejas sexuales.

De acuerdo con el Servicio de Información y Noticias Científicas (SINC) los machos utilizan una articulación de sus patas delanteras y corren a velocidades que superan los 88 centímetros por segundo.

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¿Qué pasa con las arañas macho que no huyen?

Para conocer el mecanismo, el equipo estudió la selección sexual de la especie “Philoponella prominens”, que son grupos de hasta 300 individuos y que viven en complejos de telas.

De los 155 apareamientos que observaron 152 de ellos terminaron con la muerte de las arañas macho.

Las arañas macho plegan la articulación tibia-metatarso contra la hembra y al soltarse, la presión provoca que se muevan rápidamente, pues esta articulación no tiene músculos extensores.

“Descubrimos que el apareamiento siempre terminaba con el macho catapultándose, en un proceso tan rápido que las cámaras normales no podían registrar con claridad”, explicó Shichang Zang, uno de los autores, a través de un comunicado.

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SINC señala que los machos que no corren después de terminar el acto sexual son capturados y posteriormente devorados por las “depredadoras”.

Los autores refieren que los resultados demuestran que la araña macho corre para sobrevivir y evitar el “canibalismo sexual”.

“Observamos que los machos que no podían realizar la catapulta eran canibalizados por la hembra ,y esto sugiere que este comportamiento evolucionó para luchar contra el canibalismo sexual de las hembras bajo una fuerte presión de depredación de estas”, dijo Zhang.

Velocidad después del acto sexual

Para medir la velocidad que las arañas macho alcanzan para evitar ser engullidos, los investigadores registraron el procesos con cámaras de álta resolución.

Los ejemplares aceleraron a unos 200 m/s cuadrados en cada salto y cuando se elevaban en el aire giraban a 175 veces por segundo.

“Las hembras pueden utilizar este comportamiento para juzgar la calidad de un macho durante el apareamiento”, explica Zhang, que resume: “Si un macho no podía realizar la catapulta, entonces lo mataban, y si podía realizarla varias veces, entonces aceptaban su esperma”, puntualizó el investigador.

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