El crecimiento de la economía global depende de diversos factores, entre ellos, las inversiones, proyectos económicos y, en general, exportaciones e importaciones que se desarrollan en todo el mundo.

En este último aspecto, datos de la Organización Mundial del Comercio señalan que en 2017 el intercambio internacional tuvo un crecimiento de 2.4% con respecto a 2016.

Según estimaciones del organismo, las expectativas para 2018 llevan a una posibilidad de crecimiento un poco más bajo en este indicador, el cual podría llegar a 2.1% y depende fundamentalmente de las facilidades en el flujo de bienes a nivel mundial.

Actualmente, la factibilidad de que así sea es sólo una esperanza, particularmente por las políticas de proteccionismo que se han desatado entre diversos países, especialmente Estados Unidos.

El gobierno de Trump ha decidido rivalizar con sus socios comerciales para justificar el actual déficit que arrastra con muchos de ellos, esto acorde al pensamiento de “Make America great again”.

En perspectiva global, Estados Unidos, junto con China, son las primeras potencias comerciales del mundo actual. Según el CIA World Factbook, durante 2017 EU exportó a ese país asiático productos valuados en 129 mil millones de dólares, mientras que China lo hizo hacia la potencia norteamericana por 505 mil 600 millones de dólares. Esto representó para Estados Unidos 9.2% y para China 18.2% de sus exportaciones totales.

La compleja interdependencia internacional sugiere implementar políticas comerciales liberales para garantizar la compraventa de bienes y servicios que todos requieren. Sin embargo, los dirigentes de EU ya han formado un paquete arancelario que pretende castigar a aquellos países con los cuales su déficit comercial está más marcado, especialmente con China (unos 376 mil millones de dólares).

Por su parte, Beijing también ya ha respondido con gravar con 25% de aranceles a unos 545 productos de origen estadounidense, por lo que nos encontramos ante una inminente guerra comercial.

Las decisiones de la Administración Trump para imponer aranceles a unos 35 países, entre los cuales se encuentra el nuestro, reflejan un hecho inaudito, pues se trata de la política de protección más fuerte en decenios y que afectarán el ritmo del comercio y economía globales. Para el caso de México, en los temas de los aranceles correspondientes al acero y aluminio, la medida ha impactado al principal fundamento de la política comercial de nuestro país: el libre comercio.

Sin duda alguna, la producción de bienes asociados a la industrias y sectores estratégicos serán afectados por dicha medida mientras esté en vigor. Hay que sumar a esto el hecho de que el gobierno mexicano también ha lanzado una respuesta en términos arancelarios, por lo que en cualquier momento se va a resentir el efecto en los mercados de ambas partes.

La fuerte interdependencia creada por las industrias de ambos países tiene frente a este proceso un punto de inflexión que debe ser superado. Esto no será fácil pues los sectores productivos de las dos partes y también de otras naciones se verán obligados a efectuar ajustes en sus operaciones de procesamiento y comercialización.

Por lo pronto, la administración Trump está construyendo un muro comercial que tiene repercusiones globales. Más allá de un intento de fortalecer a sus productores o eventualmente ser selectivos con algunos socios comerciales para su proveeduría, está erosionando la confianza de sus socios y aliados estratégicos y, al mismo tiempo, está dejando en vilo a industrias que son altamente dependientes no solo de recursos estratégicos, sino también de significativas operaciones de mercado.

Las consecuencias globales inmediatas, entre ellas, obstáculos a la comercialización internacional, consumo y empleo, incluso recesión, afectarían a todos.

Para México, ubicado en esta encrucijada de liberalismo vs. proteccionismo se requiere insistir en dos factores en donde la capacidad de diálogo y concertación internacional son elementos clave.

Uno de ellos, el reiterado fortalecimiento del mercado interno y por otro, relanzar los vínculos económicos con América Latina, Europa y Asia para captar oportunidades. Sin duda alguna, México puede jugar un papel más protagónico en la economía y comercio globales, lo cual deberá ser uno de los temas inmediatos del próximo gobierno de nuestro país, incluido el TLCAN.

Académico de UVM Campus Querétaro

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses