Por primera vez desde mediados de 2008, la inversión en el país ligó cuatro meses de crecimiento, revelan datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Considerada vital para detonar el crecimiento y desarrollo de cualquier nación, la inversión fija bruta inició el año con un aumento de 2.2% frente a diciembre y continúa expandiéndose desde octubre del año pasado.
La inversión mostró una recuperación casi completa respecto al nivel previo a la pandemia. Sin embargo, en comparación a su máximo alcanzado en septiembre 2015, el rezago es de 13.1%, de modo que “el indicador se ubica en el mismo nivel de hace 11 años”, comentó Gabriela Siller, directora de análisis económico de banco Base.
El repunte de enero se debió principalmente al dinamismo del gasto en construcción, que creció 4.8%. En particular, la inversión en obras no residenciales repuntó 14%, “relacionado con una mayor perforación de pozos petroleros”, explicaron analistas de CitiBanamex.
Al inicio de año también se aceleraron proyectos de infraestructura del gobierno federal, en particular, el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), inaugurado a finales de marzo.
Por el contrario, el capital destinado a la construcción de vivienda reportó una disminución de 2.7%, asociado con los mayores costos en el sector.
La inversión canalizada a maquinaria y equipo retrocedió 1.1%. En específico, el gasto en material importado observó una caída de 7.1%, mientras la adquisición de origen nacional se incrementó 8%.
El resultado es positivo tomando en cuenta las señales de diversos sectores dentro de la industria manufacturera, incluyendo el equipo de transporte, en el que se esperaba un impacto más duro por las disrupciones en las cadenas de suministro, el aumento en contagios y el ausentismo laboral.
Sin embargo, pese a la racha positiva de inversión, analistas de Banorte ven que el panorama hacia delante es complejo.
“En particular, los costos para la construcción han mantenido una tendencia al alza, lo cual, aunado a aumentos en los costos de financiamiento, por el ciclo restrictivo del Banco de México (Banxico), representan riesgos adicionales”, opinaron.
Consumo pierde fuerza
El consumo privado en el país fue menos dinámico que la inversión, no obstante, logró acumular siete meses al alza.
Durante enero, el gasto aumentó 0.3% con relación a diciembre, cuando se expandió 1.5%, indican cifras del Inegi.
La desaceleración se explica por varios factores: un deterioro en las condiciones epidemiológicas, con afectación moderada en la movilidad; menores niveles de empleo; así como persistentes presiones en precios, dijeron especialistas de Banorte.
La estabilidad en otros aspectos, por ejemplo, en las remesas, así como menores preocupaciones por el Covid-19, ante el progreso en la campaña de vacunación, pudo haber aminorado el efecto negativo, agregaron.
El consumo de bienes y servicios de origen nacional avanzó 0.4%; en tanto, el gasto en bienes de origen importado cayó 1%.
La reducción de contagios que se dio a partir de febrero será un soporte para que el consumo privado siga avanzando, especialmente el rubro de servicios, dada su dependencia a la interacción social.
“Los datos de enero son positivos, para el resto del año anticipamos que la demanda interna se recupere modestamente, considerando las expectativas para los ingresos de los hogares, las tasas de interés y el ambiente poco propicio para la inversión”, opinaron en CitiBanamex.

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