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En México, como en todo el mundo, debe haber un cambio de modelo económico, en el cual el Estado no actúe como “papá gobierno” y ponga las bases para un desarrollo sólido y equitativo, dijo la directora de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), Gabriela Ramos.

“Nos dimos cuenta que todo lo que había informado el modelo económico de la mayoría de los países de la OCDE se basaba en fundamentos que simplemente no se dan en la realidad: esta idea de que creces primero y distribuyes después. O creces y luego te preocupas del medio ambiente. O que el Estado sólo debe corregir las fallas del mercado y que no tiene ningún papel para el desarrollo económico. Fueron refutados con los resultados de la crisis misma”, expuso.

Durante el Foro OCDE México 2018, comentó que los excesos del mercado se tradujeron en una situación “muy peligrosa”, en la cual algunos gobiernos tuvieron que salvar al sector financiero.

“Es evidente que hay que repensar ese modelo, no para volver con uno intervencionista, donde el Estado quite todo los espacios al sector privado y se ocupe de toda la actividad económica, sino que haya un Estado empoderador, como se llama en Alemania”, detalló.

Para Ramos, de lo que se trata es de tener un Estado que promueva el ambiente propicio para atraer inversiones y generar bienestar, disminuir la desigualdad y mejorar la calidad de vida de la población. Por ello hace falta “recalibrar” el modelo económico, incorporando consideraciones de equidad y de desarrollo sustentable antes de la recaudación y no después.

En México hay un problema de recaudación fiscal para tener recursos suficientes para responder a las necesidades sociales, de mala distribución del ingreso, desigualdad, pobreza y falta de oportunidades.

Se trata de “un Estado que hace las inversiones, que se asegura de que las regulaciones sean las correctas, que dote a los ciudadanos de las habilidades, que dé acceso a redes digitales, que ponga las bases para que el desarrollo sea sólido y equitativo”.

Dijo que se tiene que asegurar que haya igualdad de oportunidades, de un Estado que empuje y fomente las condiciones para éstas.

“No papá gobierno, sino un Estado que pone bases y herramientas para que los individuos desarrollen su potencial, para que las empresas puedan crecer. Pero si no haces el esfuerzo, no es cuestión de que te pasen la transferencia”.

El grave problema de México es que pareciera que el destino de una persona está preestablecido por el código postal en el que nace, debido a la gran desigualdad. “Si naces en un lugar con desventaja, tienes una expectativa de vida de siete años menos. Es un reto espectacular”, añadió.

Lo que hace falta en México es el fortalecimiento y la renovación institucional, que es transversal a fortalecer el Estado de derecho, el sistema de justicia y mitigar la impunidad, corrupción y otros problemas preocupantes.

Hay que seguir con las reformas y las agendas del gobierno de efectividad, eficiencia, transparencia, terminar con la inequidad, desigualdad, entre otros problemas, dijo.

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