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A los mexicanos se les dijo que uno de los beneficios de la reforma energética sería disponer de estaciones de servicio en abundancia, una enfrente de otra y casi en cada esquina, porque se detonaría la construcción de nuevas gasolinerías; sin embargo, la realidad ha sido otra.

De hecho, durante la administración del expresidente Enrique Peña Nieto se incorporó el menor número de estaciones de servicio de los últimos tres sexenios.

Entre 2013 y 2018 empezaron a operar mil 796 nuevas gasolinerías, de acuerdo con datos de Pemex. Es decir que la administración pasada arrancó con 10 mil 416 gasolineras y concluyó con 12 mil 212.

En cambio, con Felipe Calderón surgieron 2 mil 103 nuevas unidades de negocio de este tipo, al pasar de 7 mil 940 a 10 mil 42 de 2007 a 2012.

Con EPN cayó apertura de nuevas gasolinerías
Con EPN cayó apertura de nuevas gasolinerías


Todavía en junio de 2017, el comisionado presidente de la Comisión Reguladora de Energía, Guillermo García Alcocer, se mostraba optimista al señalar que “la reforma energética permite mayor competencia y diferenciación en la oferta de productos, servicios y precios al público en las gasolinerías de México”.

Aseguró que con una inversión de un millón de dólares por gasolinería nueva podría duplicarse el número de estaciones de servicio y se invertirían 12 mil millones de dólares.

Los números de entonces arrojaban que México tenía “ un menor número de gasolinerías por habitante que el observado en otros países”.

El comparativo que hacían las autoridades para demostrar la importancia del “gran interés” por parte de inversionistas ―sobre todo extranjeros, con firmas multinacionales como Shell, ExxonMobil, Total, BP y Chevron― para llegar al negocio de la venta de petrolíferos, vía estaciones de servicio, mostraba un país sumamente rezagado en la materia.

En Estados Unidos hay una gasolinería para cada 2 mil 677 habitantes, mientras que en Brasil el dato es de una por cada 5 mil 461 habitantes. En 2017, en México había una por cada 10 mil 560 habitantes.

Considerando las cifras de 2018, con una población estimada de 131 millones 452 mil 16 personas del Inegi y 12 mil 212 estaciones de servicio en operación, la relación gasolinería/habitantes habría empeorado, con una por cada 10 mil 764 personas.

Parte del problema es que las inversiones, sobre todo de extranjeros, no llegaron en los montos previstos. Además, las nuevas marcas de gasolinerías prácticamente no abrieron nuevos puntos de venta, sino que rentaron o compraron negocios existentes, que eran originalmente franquicias Pemex, y sólo los remodelaron con su propia imagen para no tener que invertir el millón de dólares que la CRE estimó que representaría cada estación de servicio.

El exsecretario de Energía, Pedro Joaquín Coldwell, dijo unos días antes de dejar el cargo, a finales del año pasado, que en México operan 46 nuevas marcas de gasolinerías, de las cuales las que más se han extendido son Oxxogas, con 464 estaciones de servicio; Grupo Gasored, con 238; Petro 7, 233; BP, 223; Hidrosina, 204; Orsan y G-500, con 137, gran parte de ellas no son nuevas, sino estaciones de servicio remodeladas.

El presidente de la Organización Nacional de Expendedores de Petróleo (Onexpo), Roberto Díaz de León, comentó a EL UNIVERSAL que hasta ahora son los empresarios gasolineros mexicanos quienes están invirtiendo en nuevas gasolinerías.

En el país se venden 13 tipos de gasolina Magna, 17 de Premium y 14 de diesel, toda vez que con la apertura del mercado las empresas propietarias de estaciones de servicio que operan con marca propia están ofertando sus propios productos.

Sin embargo, los combustibles de base que emplean son producidos o importados por Pemex, y pocas marcas venden su gasolina propia.

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