Los países de América Latina no pueden permitirse tener otra década perdida, por lo que se necesitan apoyos gubernamentales para evitar que la emergencia por el Covid-19 se convierta en una crisis alimentaria, dijo la secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), Alicia Bárcena.

La región más desigual del mundo enfrenta la recesión más grande de la historia y las estimaciones muestran que habrá un aumento de la pobreza, la cual afectará a 215 millones de personas y, de ese total, 83 millones estarán en pobreza extrema, destacó.

Por eso urge atender la crisis alimentaria, agregó Bárcena, pues hay zonas en las que ya se enfrenta esa situación, como en el Caribe.

“No queremos otra década perdida, esta crisis nos puede llevar a un retroceso de 13 años”, dijo en la videoconferencia Claves para repensar el presente y futuro de América Latina, organizada por CAF-Banco de Desarrollo de América Latina por su 50 aniversario.

Planteó a los gobiernos otorgar un ingreso de emergencia de 140 dólares mensuales por seis meses a los más pobres, mientras las empresas pequeñas y medianas deben recibir subvenciones temporales y estrategias para que la banca de desarrollo les dé créditos.

Es preocupante que ante la situación la región pueda salir más endeudada, pobre, con más desempleo y enojada, alertó Bárcena.

En su intervención, el secretario general de la Organización para la Cooperación y el Crecimiento Económicos (OCDE), José Ángel Gurría, dijo que la crisis sanitaria tomó por sorpresa a las economías latinoamericanas y puso en evidencia problemas estructurales que ya tenían desde 2019.

“Estábamos en una coyuntura tan difícil. Ya estábamos con problemas de desaceleración, bajo crecimiento. Estábamos con precios bajos de materias primas, concentración del ingreso y además con problemas muy serios e importantes de competitividad, productividad de nuestras economías, y después llegó el Covid-19”, señaló. Ante ello, es indispensable que en la región se intensifique la banca de fomento y desarrollo, que cubre espacios desatendidos.

Advirtió dos problemas: “necesitamos fuentes de financiamiento y al mismo tiempo necesitamos un alivio respecto al servicio de la deuda; el problema es que le vamos a pedir a la misma gente que nos deje de cobrar y que nos preste más”.

En su oportunidad, el ganador del Premio Nobel de Economía 2001, Joseph Stiglitz, dijo que las crisis demostraron que parte de las distorsiones que hay en los mercados están el sistema bancario privado, porque por lo general pretende tener ganancias de corto plazo, lo que estrangula a las economías de los países de forma nada racional.

En su opinión, las crisis económicas y los problemas financieros mostraron las fallas en el mercado, y para lograr un equilibrio es necesario impulsar políticas industriales, acciones contra el cambio climático y tener una banca de desarrollo que realmente apoye a los países.

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