Este ejercicio consiste en analizar a los cuatro candidatos presidenciales bajo la óptica de tres libros de mi autoría intitulados: El primero, Manual del Poder Ciudadano. Lo que México Necesita (ed. Océano, 2011); el segundo, De la protesta a la participación ciudadana (ed. Océano, 2014), y el tercero, El ciudadano, el enemigo y el Estado (ed. Ubijus, 2017).

En cuanto al primero: Se corrobora la tesis planteada consistente en el divorcio de la ciudadanía con los partidos políticos (pág. 142), lo que trajo como consecuencia que un ciudadano fuera candidato a la Presidencia de la República, hipótesis que cabalmente cumplió José Antonio Meade K. Asimismo, dentro de las vertientes del poder ciudadano se encuentran las candidaturas independientes (capítulo VI, pág. 156), enarboladas por Jaime Rodríguez Calderón, El Bronco.

En cuanto a Ricardo Anaya C., plantea que se realice el cambio combatiendo la corrupción e impulsando una fiscalía autónoma, que fue una de las sugerencias plasmadas desde el 2011 y que hoy más que nunca es imprescindible (pág. 188).

Andrés Manuel López Obrador es el candidato que más impulsa al poder ciudadano, reivindicándolo como poder del pueblo, y plantea tomar en cuenta las herramientas de ese poder, como revocación del mandato, referéndum y plebiscito (capítulo VI, págs. 156 a 158); también ha impulsado la directriz de volver a encauzar el rumbo del civismo (págs. 37 y 38), tan desdibujado, así como atacar las causas de la crisis que padecemos, que son la impunidad y la corrupción (págs. 171-172), y, por último, propone una reconciliación que en dicho texto se establece como una reconstrucción ciudadana (capítulo VII).

Los cuatro candidatos impulsan y fomentan la prerrogativa y obligación del voto plasmado en el capítulo II del citado manual.

En cuanto al segundo, De la protesta a la participación ciudadana: En este sentido, ubicamos al Bronco como el candidato de protesta en contra de los partidos políticos, pero el más afín a este texto es Andrés Manuel López Obrador, ya que formó un movimiento para realizar un cambio evidentemente social a través de la participación de un segmento de la población; dicho objetivo es la naturaleza o esencia de todo movimiento (capítulo II). Como el politólogo G. Sartori apunta: “Participación es ponerse en movimiento, no ser puesto en movimiento”. Esto nos permite comprender a los ciudadanos que se pusieron en movimiento para derrocar a los tiranos de Egipto, Túnez y Libia, entre otros países. Por ello, el candidato puntero en las encuestas ha sabido canalizar las protestas de un segmento indignado en la participación del pueblo, del ciudadano, ahora a través del voto.

En cuanto al tercero, El ciudadano, el enemigo y el Estado: Una de las directrices de este libro radica en que el Estado convierte a un ciudadano en enemigo y le aplica un régimen de excepción (capítulo I), como podrían ser los delitos de delincuencia organizada, entre ellos el de lavado de dinero; lo más grave es que el Estado puede convertir a un simple ciudadano en enemigo y tratar de aniquilarlo (página 136).

De igual forma, se pretende utilizar este régimen tratándose de adversarios políticos. En efecto, el candidato Ricardo Anaya C. es sujeto a una investigación de lavado de dinero (Capítulo VI, página 291). Entonces podríamos advertir el trato de enemigo, pero la situación no termina en este escenario, sino que Anaya ha expresado que, si llega a ganar la contienda electoral, enjuiciará no solo al presidente Enrique Peña Nieto, también al candidato Meade, como lo manifestó en el tercer debate. Es decir, si llegara a ser presidente, les daría el trato de enemigos. Ambas hipótesis contrarias a un Estado social y democrático de derecho (capítulo VIII).

Andrés Manuel López Obrador ha propuesto transitar al Estado social y democrático de derecho, donde no existan diferencias en la aplicación de la ley ni privilegios e impunidad. Así como también buscar los cauces para apuntalar el Estado social en nuestra democracia, hoy tan amenazada (página 394).

Por último, resta comentar que el 1 de julio los mexicanos ejerceremos nuestro poder ciudadano a través del voto, que, como diría el filósofo Rousseau, es el único momento en que somos soberanos; no obstante ello, los ciudadanos tendremos que seguir participando para que, a través de la unión, podamos reconstruir nuestro México.

Abogado, maestro en Ciencias Penales.
Twitter: @UlrichRichterM

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