Sin importar las horas de viaje y la larga espera, los fieles católicos permanecen con júbilo sobre Avenida de los Insurgentes, en el sur de la Ciudad de México, para llenarse de energía y paz al mirar unos segundos al Papa Francisco.

Osvaldo Nava y Denisse Torres viajaron esta mañana desde Pachuca, Hidalgo, para tener de manera personal la bendición del Pontífice, pues, comentan, la emoción y satisfacción es mayor que mirarlo por televisión.

Convencidos por sus hijas, de cuatro y seis años, salieron de casa al medio díade este sábado para llegar en autobús una hora y media después a la capital mexicana. “No importa el viaje y las horas, vale la penas estar aquí porque es una cuestión de fe”, comentó Torres.

“Es como esa palabra que Jesús dijo: Cuando traes la fe puesta y las ganas de ver a alguien, sin necesidad de tocarlo, te llenas de la magia, la energía y la paz que emana; esto pasa con el Papa”, expresó Nava mientras esperan en las vallas.

Para Erika, quien hizo tres horas desde Querétaro, recibir la bención la noche de este viernes significó mucho. “Son emociones encontradas, primero, genera tristeza saber que en México necesitamos fe y en segundo, da mucha emoción que venga el Papa Francisco a renovarnos”.

Indicó que llegó sola y con gran emoción la tarde de este viernes para esperar al jerarca de la Iglesia católica cerca de la calle Juan Pablo II, en Insurgentes Sur, y aquí estará hasta el lunes para mirarlo todo ese tiempo.

Héctor Olvera recordó que llegó anoche con su prometida y otros familiares de León, Guanajuato, y este sábado ya tuvieron oportunidad de mirarlo dos veces.

Contó que ayer le dio el anillo de compromiso a su novia y la tarde de este sábado recibieron la bendición del sumo pontífice, lo que le hace pensar que le irá muy bien en su matrimonio.

“Yo creo que él intuyó mi compromiso y, al pasar en el papamóvil, me volteó a ver fijamente, me señaló y nos dio la bendición”, narró contento su historia y añadió que mañana regresarán a su casa tras un viaje de cinco horas.

Como ellos, otros cientos de feligreses aguardan a lo largo de una valla extendida por todo el recorrido que hará el Pontífice para decirle: ¡Pachito, asómate un ratito! como lo hizo la noche del viernes después de arribar del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.

jram

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