En la última década los conflictos magisteriales detonaron el negocio de las escuelas privadas en estados en los que la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) tiene su bastión. En Oaxaca, de 2005 a la fecha, aumentó 74% el número de estos planteles que hoy atienden a más de 35 mil estudiantes de formación básica, algunas no cuentan con los registros para operar; en Michoacán, en el mismo periodo, hay 30% más instituciones de este tipo para 11 mil alumnos. En Guerrero, las autoridades no tienen estadísticas de cuántas escuelas privadas existen.

El negocio es redondo. En Oaxaca, a principios del ciclo escolar las instituciones ofrecen los uniformes, paquetes de cuadernos, libros y transporte escolar. En total para comenzar el desembolso es de aproximadamente 6 mil pesos, que incluyen la inscripción. Raúl Muñoz decidió buscar una escuela privada para sus dos hijos desde hace dos años. Cada que está por iniciar el ciclo escolar solicita un préstamo para cubrir todos los gastos en el Instituto Renacimiento del Valle.

Juan Díaz de la Torre, líder del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), admite que la oferta de escuelas privadas llega a 8% en el país, y que los padres de familia han pagado los costos del conflicto magisterial.

En Michoacán, el presidente de la Asociación de Padres de Familia, Juan Bernardo de Legarreta Flores, expone que el tener a los hijos en las escuelas privadas “representa un gasto doble para el bolsillo de los padres: pagan los impuestos que mantienen los gastos de la educación pública, y costeamos las colegiaturas de nuestros hijos para tener una educación de calidad”, acusó.

La educación como negocio

En Oaxaca, hablar de educación ha sido sinónimo de  movilizaciones de la CNTE, suspensión de clases, deficiencias y buscar alternativas para que los menores  terminen el nivel básico. Desde que detonó el conflicto magisterial en 2006, el negocio repuntó para quienes vieron la oportunidad en ofrecer sus servicios y garantizar un ciclo escolar completo.

Las escuelas privadas ofrecen los paquetes con uniformes, cuadernos, libros y transporte escolar, con un pago inicial de 6 mil pesos, contando inscripción, es una alternativa, para quienes pueden costearla incluso con la adquisición de una deuda.

Raúl Muñoz, quien tiene a sus dos hijos en el Instituto Renacimiento del Valle, señala que éste “es uno de los que más recomiendan en la ciudad, prefiero hacer el gasto a estar a expensas de unos maestros de la Sección 22 que cobran sin trabajar”. Sólo los sueldos combinados de él y su esposa les permite pagar el préstamo.

Desde hace una década en algunos hogares en la capital de Oaxaca extienden sus salarios para que los menores puedan acudir a una escuela particular, que no en todos los casos garantiza una calidad educativa, pues ante la demanda han surgido algunas sin registro oficial.

En el ciclo escolar 2005-2006, Oaxaca tenía registradas 244  escuelas  particulares en educación básica, con una matrícula de 24 mil 279 alumnos; la cifra aumentó a partir del conflicto magisterial en la entidad.

Ante la demanda de padres de familia que buscaban una institución en la que se garantizara la impartición de clases durante todo el ciclo, la cifra para el año escolar 2014-2015 llegó a las 425  escuelas  privadas, con una matrícula de 35 mil 111 alumnos.

Según datos oficiales, en 2006 había 86  escuelas  privadas de nivel preescolar en las que estaban inscritos 5 mil 168 menores. Para 2014 llegó a las 183 instituciones con una matrícula de  8 mil 941; es decir, 3 mil 773 menores más que el año en que inició el conflicto de la disidencia magisterial.

Las instituciones de nivel primaria en la última década también aumentaron al pasar de 97 a 150, es decir, 53 escuelas más; la matrícula de alumnos pasó de 13 mil 951 a 18 mil 347, es decir, 4 mil 396 más que al inicio de las mayores movilizaciones de la CNTE.

En 2006 había 61 escuelas privadas de nivel secundaria con 5 mil 160 estudiantes; se llegó a las 92 instituciones para el ciclo escolar 2014-2015, con una matrícula de 7 mil 823; es decir, 2 mil 663 alumnos más de los que había antes del conflicto magisterial.

José “N”, quien tiene a sus dos hijos en escuela particular, se decidió por una institución consolidada por su trayectoria académica, el Colegio Casa de Cuna Eulogio Gilliow, en la que él también cursó algunos años en su infancia. Aprovecha que uno de los menores tiene un buen promedio para hacer valer la beca que le otorgaron, de no ser así, difícilmente podría con los gastos de las dos colegiaturas que en suma serían 4 mil pesos mensuales.

“Es difícil mantener a un hijo en una escuela privada, pero con becas los padres de familia la aprovechan para reducir las colegiaturas”, comenta. Recuerda que en un principio tuvo a sus pequeños cursando el nivel preescolar en una escuela pública, pero decidió cambiarlos a una primaria particular por la irregularidad en la asistencia de los maestros al aula.

“Es complicado medir la calidad educativa entre escuelas públicas y privadas, pero hay regularidad en las privadas y eso ya es un inicio. Pero también hay particulares que dicen clave en trámite que te hacen dudar en cuanto a la validez de los estudios”, reconoce.

Una de los colegios prestigiadas que creció durante los últimos años es el Instituto Luis Sarmiento, que ofrece estudios desde preescolar hasta nivel medio superior. Ubicado en la calle Fátima, de la colonia Reforma, la escuela comenzó como preparatoria, luego abrieron espacio para la secundaria. Ante la demanda, decidieron incorporar la primaria.

En el Colegio Françoise Dolto, Isabel Cruz encontró la opción para su hijo. “No todos podemos pagar una escuela privada; muchos hacemos un esfuerzo para que los hijos reciban educación, porque si los dejamos en el colegio público jamás aprenderán. También hay que tener cuidado porque algunos ofrecen sus servicios y no están incorporadas y te dicen que al finalizar el ciclo se regularizan, pero así te traen y es como obligarte a tenerlo otro año con la esperanza de que obtengan su registro y el niño no pierda el año”.

Escuelas “patito”

El Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca (IEEPO), que en este ciclo escolar dejó de estar en poder de la CNTE, buscará poner orden en las instituciones privadas que se encuentran fuera del marco de la ley, se trata de 39 planteles que funcionan sin registro oficial ante las autoridades educativas, a las que los dirigentes de la coordinadora que tenían el mando les autorizaron operar.

“La práctica común es que un particular comienza su trámite para meter su institución educativa, pero arrancaba cursos y entonces las primeras generaciones estaban en la incertidumbre. Le apostaban a que al terminar la primera generación habrían regularizado su servicio”, explica Jorge Oropeza, director de Comunicación Social del IEEPO.

En entrevista con EL UNIVERSAL, señala que en otros casos las instituciones particulares dejaban pasar los primero tres años y no se regularizaban; ahí comenzaban los problemas para los padres de familia, porque no tenían su documentación para el siguiente nivel.

“Es un tema que se está explorando y se va a ir a fondo, no se van a permitir; el tema de la transformación institucional que está en marcha hoy es en el ámbito público y privado”, enfatiza.

¿Opción de calidad?

A raíz de los conflictos magisteriales de la CNTE que derivaron en el incumplimiento del calendario escolar, en Michoacán también se incrementó la matrícula en escuelas particulares, coinciden en señalar la Secretaría de Educación en la entidad (SEE), la Unión Estatal de Padres de Familia (UEPFM) y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE).

La SEE acepta que los problemas magisteriales, principalmente de la disidencia, han generado la migración de alumnos de escuelas públicas a colegios privados.

Hay 100 mil 386 alumnos en mil 33 escuelas privadas de educación básica en el estado, mientras que en 2005 había una matrícula de 88 mil 910 estudiantes concentrados en 793 planteles.

Existen 240 escuelas particulares y 11 mil 476 alumnos más que hace 10 años. Este incremento ha generado la contratación de 533 profesores adicionales en las escuelas privadas durante el periodo 2005-2015.

El presidente de UEPFM, Juan Bernardo de Legarreta Flores, explica que este fenómeno, sin duda, se debe a los conflictos que hay en las escuelas públicas, a la falta de un cumplimiento puntual del calendario escolar, a los paros por conflictos laborales y a la función inadecuada de los docentes como garantes de la educación.

La situación ha golpeado el bolsillo de los padres de familia al emigrar de la educación pública para sus hijos a las particular. “Es un doble gasto, con los impuestos costeamos la educación pública y por el gasto de las colegiaturas”, advierte.

De Legarreta admite que el ingreso de los niños a un plantel privado no garantiza una mejora en la calidad académica. “Hay que reconocer que no todos los colegios particulares están a la altura de esa expectativa y que venden más los servicios adicionales a los padres de familia, que no repercuten directamente en un resultado a la calidad educativa del alumno”.

Enfatiza que la disidencia magisterial ha orillado a que cada vez se privatice más la educación, al no ofrecer en Michoacán opciones para una mejora en la calidad.

El sindicato

El líder nacional del SNTE pide se aplique todo el peso de la ley a quienes incumplen con su responsabilidad frente al aula.

A nivel nacional, indica, la matrícula en educación privada es de 8% y la pública que es la que atiende la SNTE y donde estudian los hijos de los campesinos, de los obreros de los pescadores y de las indígenas es 92%.

Cita ejemplos: “El problema es que en Michoacán 24%, casi uno de cada cuatro niños de educación básica están en la escuela privada porque los padres lo que quieren es que haya clases y si a eso le agregamos el aderezo de la mala calidad, pues con mayor razón”.

Recrimina que los integrantes de la CNTE decidieron hace 30 años transitar por una ruta que consideran que es la adecuada y sólo han llevado con sus movilizaciones a privatizar la educación en la que casi cuatro de cada 100 niños han migrado a escuelas particulares.

“Es una ruta equivocada o injusta que en la CNTE lo vean, pero lo que sí urgimos es convocar al magisterio en general a cumplir con la sociedad y a trabajar en lo que corresponde por la defensa de la educación pública”, externa.

Deserción, la otra opción

La Secretaría de Educación Guerrero (SEG) revela que en los dos últimos ciclos escolares, en la región Centro algunos padres, en ciudades como Chilpancingo, cambiaron a sus hijos a escuelas privadas por los paros laborales de maestros en escuelas de gobierno. No hay una estadística clara, admite, Saúl Castro Hernández, presidente de la Asociación Estatal de la Asociación de Padres de Familia de Guerrero

En esta entidad, el fenómeno educativo se agrava, la alternativa es la deserción escolar que alcanza casi 5% en nivel básico, por violencia en las zonas Acapulco y Tierra Caliente, así como por falta de recursos económicos en las zonas de la Montaña y Costa Chica.

De los 889 mil 750 alumnos de educación básica entre primaria y secundaria del ciclo escolar 2013- 2014 alrededor de 40 mil estudiantes dejaron sus clases.

El subsecretario de Planeación Educativa, de la Secretaría de Educación Guerrero (SEG), Dante Alarcón, admite que los dos últimos ciclos escolares han sido difíciles por varios factores. En 2013, el huracán Ingrid y la tormenta tropical Manuel afectaron 730 planteles, que en su mayoría no han sido reparados, sobre todo en la región de la Montaña con un total de 320 escuelas dañadas.

El movimiento magisterial contra la reforma educativa, sobre todo en escuelas apartadas de la región de la Montaña y la Costa Chica, donde se registró la mayoría de paros educativos en 2014, pudo ser una de las razones, admite, por la que desertaron estudiantes que por la zona demográfica son de bajos recursos.

Castro Hernández no conoce la cifra de estudiantes que se cambiaron de escuelas públicas a privadas, pero dio como dato que en los colegios privados tanto en este ciclo como el pasado hubo un número elevado de estudiantes hijos de maestros tanto de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación Guerrero (CETEG) como el SNTE, a pesar de que “ellos exigen que no se privatice la educación”.

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