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Al recibir en Palacio Nacional al papa Francisco —primer Jefe del Estado Vaticano que ingresa a este recinto histórico—, el presidente Enrique Peña Nieto afirmó que las causas del Pontífice son las causas de México.

“Su presencia entre nosotros contribuye a reafirmar nuestra vocación colectiva por la paz y la fraternidad, por la justicia y los derechos humanos. Las causas del Papa son también las causas de México”, destacó.

Ratificó a México como Estado laico y aseguró que al velar por la libertad religiosa se protege la diversidad y la dignidad humanas.

En su mensaje ante legisladores, líderes partidistas, el gabinete, gobernadores, empresarios, académicos e intelectuales, el mandatario realizó una crítica al individualismo y al consumismo, al odio, a la concentración de la riqueza y a las barreras que se levantan contra quienes migran en busca de una mejor vida.

“Todos estamos llamados a edificar un mundo mejor, trabajando en unión y en sintonía, porque la solidaridad es, como usted bien lo ha dicho, un modo de hacer la historia. A los gobiernos nos corresponde crear las condiciones para asegurar un piso básico de bienestar a nuestras sociedades, garantizando oportunidades de desarrollo para todos.

“Desde lo espiritual, a la Iglesia católica y a las demás religiones del mundo les toca seguir promoviendo la esperanza y la solidaridad, la fraternidad y, ante todo, el amor. Por su parte, a los ciudadanos les corresponde practicar y transmitir los valores que nos permiten convivir y avanzar en sociedad”, indicó el Presidente.

Puntualizó que el respeto, la tolerancia y el entendimiento son cualidades que, independientemente de la creencia de cada quien, hacen mejores a las personas, y desde las cuales se puede construir un mundo mejor. “Como lo ha manifestado Su Santidad, la palabra clave es diálogo. Diálogo entre dirigentes, con el pueblo y diálogo entre todo el pueblo”.

A las 9:30 horas, el Ejecutivo recibió en el Patio de Honor al jerarca católico con honores que se dispensan a jefes de Estado, se entonaron los himnos de México y del Vaticano, se presentaron las comitivas y trabajaron en privado en el despacho presidencial.

El Papa saludó a los líderes de los poderes Legislativo y Judicial. Luego, en un mensaje ante más de mil 500 invitados, el Presidente dijo que el pontificado de Francisco ha llegado en un momento complejo para el mundo. Criticó que se vive una era en la que si bien se podría alimentar a toda la población del mundo, millones mueren de hambre.

Agregó que los avances en la ciencia y la medicina permiten vivir más tiempo, pero esos adelantos también son usados para hacer la guerra. “Nunca se había producido tanta riqueza como ahora, y a pesar de ello se sigue concentrando en muy pocas manos”, lamentó Peña Nieto.

“México lo quiere”. El Presidente advirtió que la globalización ha promovido una intensa movilidad de bienes y capitales, pero se siguen levantando barreras a la migración de personas que buscan una vida mejor. Estos dilemas, dijo, “nos obligan a la reflexión, a pensar hacia dónde vamos y qué mundo queremos legar a quienes vienen después”.

El mandatario habló del significado de la visita de Francisco: “Reconocemos en usted al líder sensible y visionario que está acercando a una institución milenaria a las nuevas generaciones. Reconocemos al Papa reformador, que está llevando a la Iglesia católica al encuentro con la gente”.

Destacó que es la primera vez que un Papa es recibido en Palacio Nacional y que ello es reflejo de la buena relación entre la Santa Sede y México: “Se trata del encuentro de un pueblo con su fe. Su Santidad, México lo quiere”. Añadió que el peregrinar de Francisco por México contribuye a reafirmar la vocación de los mexicanos por la paz, la fraternidad, la justicia y los derechos humanos.

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