El secretario de Seguridad Nacional de Estados Unidos, John Kelly, señaló ayer que la colaboración de México es fundamental en la lucha para fortalecer la seguridad de Estados Unidos y aseguró que la relación entre ambos países es “fantástica”.

“Cuando tomé posesión, me comprometí a acercarme a México muy muy rápido, para mantener la tremenda relación que tenemos”, aseguró el funcionario durante su participación en un foro en la Universidad George Washington.

Kelly aseguró que México y Estados Unidos son “grandes socios a lo largo de la frontera suroeste”.

“[Las autoridades mexicanas] nos ayudan y les ayudamos, especialmente en tareas de inteligencia y persecución criminal”, señaló.

Según explicó, la relación de su país con las fuerzas de seguridad mexicanas, el ejército y el gobierno están “en buena forma, en buena coordinación, buena alianza”.

Kelly aprovechó para hacer autocrítica y reconocer que México está “sufriendo” por la violencia del narcotráfico, “por nuestra demanda de drogas”, e instó a trabajar para mejorar ese rubro de la relación bilateral.

Kelly aprovechó su intervención para anunciar que realizará una “segunda visita” a México, durante la cual dará seguimiento a la que hizo en febrero pasado a la Ciudad de México en compañía del secretario de Estado, Rex Tillerson.

Un portavoz del Departamento de Seguridad Nacional explicó a EL UNIVERSAL que todavía no hay fechas concretas para el próximo viaje del secretario, pero señaló que lo más probable es que no se realice hasta el próximo mes de mayo.

Por otra parte, a finales de esta semana está prevista una visita conjunta de Kelly y el fiscal general de Estados Unidos, Jeff Sessions, a la frontera con México, concretamente a las zonas de El Paso, Texas, y San Diego, California. Es precisamente en estos dos lugares donde la administración del presidente Donald Trump prevé construir las primeras etapas de su muro fronterizo.

Rechaza críticas de congresistas. El secretario John Kelly urgió a los congresistas de su país —que se quejan de la “mano dura” de sus agentes contra los inmigrantes indocumentados— que “se callen” o trabajen para una reforma migratoria.

“Deberían tener el coraje y la capacidad para cambiar las leyes. De lo contrario, deberían callarse y apoyar a los hombres y mujeres en las trincheras”, recomendó.

Kelly se defendía así de las críticas, que calificó de “injustas”, hacia su departamento por aplicar políticas que, en su opinión, están obteniendo buenos resultados en el objetivo de reforzar fronteras y dar seguridad a los ciudadanos estadounidenses, especialmente para evitar la entrada de cárteles del narcotráfico.

Desde que Trump llegó a la presidencia se han detenido 21 mil inmigrantes indocumentados, una cifra muy superior a la del mismo periodo del año pasado. Una cuarta parte de ellos, sin embargo, carecían de antecedentes delictivos, pese a que Trump dijo que sólo se detendría a “criminales”.

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