El presidente estadounidense, Donald Trump, ordenó ayer dar marcha atrás al Plan Energía Limpia que lanzó su antecesor, Barack Obama, que impone a centrales eléctricas una drástica reducción de sus emisiones de dióxido de carbono. Sin embargo, una coalición de 23 estados, ciudades y condados prometieron oponerse en tribunales al plan del mandatario.

Trump firmó el decreto durante una corta ceremonia en la sede de la Agencia de Protección Ambiental (EPA), donde pronunció un discurso en el que en ningún momento mencionó el cambio climático ni los compromisos asumidos por Washington en este sentido.

“Estamos eliminando la intrusión del gobierno y una regulación que acaba con empleos”, dijo el presidente al presentar su Orden Ejecutiva de Independencia Energética, e insistió en la determinación de su gobierno de acabar con regulaciones que atenten contra los puestos de trabajo en los sectores del petróleo, del gas natural y del carbón. “Estamos poniendo fin al robo de la prosperidad estadounidense”, subrayó.

En relación al Plan de Energía Limpia (CPP, en inglés), Trump dijo que “posiblemente no hay ninguna otra reglamentación que amenace más nuestra industria que este demoledor ataque a la industria estadounidense”. El CPP, que había sido elaborado y propuesto por la propia EPA en 2014, establece una fuerte reducción de las emisiones del CO2 que resultan de la generación de energía eléctrica, y por ello afectó directamente a la minería de carbón. La legislación exigía a las centrales térmicas reducir sus emisiones de CO2 en 32% respecto a 2005 de aquí a 2030.

Trump sostuvo que la modificación de la normativa espera “acabar con la guerra contra el carbón”. “Vamos a tener carbón limpio, realmente limpio”, dijo. El decreto firmado por Trump levanta la prohibición de que agencias federales apoyen la producción de carbón.

La orden establece que a la hora de tomar una decisión, las autoridades federales no tendrán que contemplar necesariamente el impacto medioambiental que tenga. El argumento es que Estados Unidos debe convertirse en un país independiente a nivel energético y que por eso se deben levantar las restricciones a la producción de energía, así como a la creación de nuevos puestos de trabajo.

Estados como Nueva York, California, Connecticut, Washington y el Distrito de Columbia se unieron en coalición para resistir legalmente los esfuerzos de Trump por desmantelar el plan de energía limpia. También la petrolera ExxonMobil pidió a Trump respetar los acuerdos climáticos.

La Comisión Europea lamentó que el gobierno de EU modificara su política ambiental.

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