Venezuela se consolidó en 2016 como el segundo país más violento del mundo con una tasa de “muertes letales” que es 3.6 veces superior a las de Colombia y Brasil y un contexto de “arbitrariedad en el poder, empobrecimiento y escasez” que provocó la “aparición generalizada de la violencia por hambre”, aseguró un informe anual del (no estatal) Observatorio Venezolano de Violencia (OVV) difundido ayer.

Con “fuentes primarias oficiales” y datos regionales, el OVV calculó que 2016 cerrará con 91.8 muertes violentas por cada 100 mil habitantes, 28 mil 479 fallecidos y un promedio de 78 diarios y 3,25 por hora. Del total, 18 mil 230 fueron por homicidio, 5 mil 281 por “resistencia a la autoridad” y 4 mil 968 están “en averiguación”, precisó.

“Venezuela se ubica en el segundo lugar de los países con mayor violencia letal en el mundo”, recalcó, al recordar que en 2015 ocupó ese puesto y solo detrás de El Salvador, que reportó 103 por cada 100 mil el año anterior y se mantendrá en primera posición.

Archivos del OVV precisaron que Venezuela pasó de 24 mil 980 y una tasa de 82 por cada 100 mil habitantes en 2014 a 27 mil 875 y 90 por cada 100 mil en 2015.

La Fiscalía General de Venezuela informó este año que el promedio de 2015 fue de 58.1 casos por cada 100 mil. El gobierno seguía sin pronunciarse anoche sobre el informe.

La crisis venezolana se agravó este año con una acelerada inflación, que se calcula se acercará al 800% este año, un agudo desabasto alimentario y medicinal y una creciente descomposición en centros de salud, con prolongados pleitos políticos, institucionales, sociales y económicos entre el régimen chavista y la oposición antichavista.

Al respecto, el Observatorio recordó que 2016 fue “particularmente conflictivo” y que “la expansión de la violencia es un claro indicador de ese proceso social y político”.

“En Venezuela se ha expandido la violencia, en sus modalidades y en su gravedad”, sentenció.

Tras detectar una “pérdida de libertad”, reportó: “El miedo de la población venezolana a ser víctima del delito y la violencia se ha generalizado a todos los sectores sociales, pero afecta de manera más grave a los sectores pobres y de clase media que deben moverse a pie o en el transporte público por las ciudades y calles del país”.

La violencia, precisó, mostró cuatro síntomas: el delito y la respuesta policial y militar se hicieron más violentos, apareció el delito por hambre (asaltos, saqueos a negocios y a transportes de alimentos) y aumentó el delito amateur, de “actores solitarios” que delinquen “transitoriamente” pues su salario es insuficiente para sus necesidades.

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