Más Información
Intentos de desvío de aviones en México; el caso Volaris y otros dos episodios que estremecieron a pasajeros
Senado perfila entregar Medalla Belisario Domínguez a la periodista Ninfa Deándar; destacan su compromiso con la libertad de expresión
Alito Moreno se reúne con regidores priistas del Estado de México; “seguiremos defendiendo las causas del pueblo”, afirma
SRE pendiente de situación en Siria; insta a mexicanos en el área a seguir indicaciones de la embajada
“El Colegio del Este de Los Ángeles pertenece a Bernie. #FeeltheBern”. Una cartulina blanca con esta frase, sostenida en alto por una chica, recibía a quienes iban llegando a East LA College, un colegio comunitario de población mayoritariamente latina, para participar en un evento de campaña de Hillary Clinton a principios de mayo. Ese día, pocos estudiantes entraron escuchar a la ex secretaria de Estado: la mayoría de los alumnos decidió manifestarse afuera de su escuela para dejar claro a los organizadores y a los medios de comunicación, que su candidato a la presidencia es Bernie Sanders.
El fenómeno Sanders ya no debería ser una sorpresa para quienes realizan encuestas y hacen cálculos políticos. El senador por Vermont, cuyo nombre era desconocido hace un año por más del 85% de los votantes registrados, hoy cuenta con el índice de aprobación más favorable entre los tres aspirantes a la presidencia de Estados Unidos, –Clinton y Sanders por el Partido Demócrata, y Donald Trump como virtual ganador por el Partido Republicano–. Y entre quienes lo apoyan, el mayor capital político de Sanders se encuentra en el apoyo de la gente joven.
Nunca como en esta elección contar con el voto millennial había sido tan importante para quien aspire a llegar a la Casa Blanca. Durante varias décadas, el desglose demográfico de Estados Unidos indicaba que el grupo generacional más grande del país eran los llamados “baby boomers”, la generación nacida después de la Segunda Guerra Mundial, a la cual solían ir dirigidos muchos de los temas de los políticos en campaña y las plataformas de los candidatos. Sin embargo a partir de 2004 se empezó a registrar un cambio: con el incremento de la población inmigrante, y el envejecimiento o muerte de los “boomers”, la composición del país ha cambiado.
En abril pasado la Oficina del Censo de Estados Unidos publicó sus resultados más recientes: en un país de 320 millones de habitantes, 74 millones son millenials, el grupo numéricamente mayor, por encima de los 73 millones de “baby boomers”. Esto ha tenido un impacto en el padrón electoral: a finales de mayo Pew Research Center dio a conocer que los millennials conforman 31% de quienes podrían votar. Por primera vez en décadas, uno de cada tres votantes en la elección podría tener menos de 35 años.
Sin embargo, el hecho de que la generación de votantes más joven tenga capacidad de incidir en el futuro político del país, no significa que lo hará, explica Richard Fry, analista senior de Pew a cargo del reporte. “Aunque el crecimiento (…) resalta la potencial influencia electoral de los actuales jóvenes adultos, los millennials están muy lejos de ser el grupo que más vota. Una cosa es que puedas hacerlo, y otra que de hecho vayas a la urna y deposites tu voto”.
Para los aspirantes a la presidencia, en particular los que aún disputan la candidatura demócrata, lograr que estos votos se vuelvan realidad se ha convertido en el gran reto.
NUEVOS VOTANTES
El sábado pasado, un día de sol cayendo a plomo sobre las calles de Los Ángeles, dos eventos de campaña se realizaron en diferentes puntos de la ciudad. En el Valle de San Fernando, un área que combina población latina y anglosajona, Hillary Clinton asistía a un foro sobre inmigración en el que conversó con Dreamers, estudiantes indocumentados llegados a Estados Unidos siendo menores de edad. En el otro extremo de la ciudad, del lado Este, Bernie Sanders sostenía una charla sobre el mismo tema también con jóvenes estudiantes y con activistas inmigrantes. En ambos casos los candidatos ofrecieron apoyo financiero para acceder a la educación superior, ampliar la oferta de trabajo para jóvenes, e impulsar medidas migratorias que detengan la deportación de padres de familia indocumentados.
Con apenas dos puntos ventaja de Clinton sobre Sanders en la mayoría de las encuestas, las primarias de este martes son la última batalla por la candidatura: seis estados, entre los cuales figura California, la entidad con el mayor número de votos electorales del país, además de Nueva Jersey, Nuevo México, Montana y las Dakotas. Y aunque a nivel nacional los números de participación electoral de los jóvenes suelen ser los más bajos, todo indica que la contienda Clinton-Sanders en el lado demócrata ha dado un nuevo impulso a este electorado.
Tradicionalmente la población menor de 35 años es la que menos vota en el espectro demográfico del padrón electoral. En la elección presidencial de 2012, solo 46% de los posibles votantes de este grupo acudió a las urnas, en contraste con 61% de quienes se encuentran entre los 36 y los 51 años, y 70% de los mayores de 52 años. Sin embargo, las cifras de jóvenes que buscan registrarse como nuevos votantes parecen alentadoras, al menos en California: durante los últimos cinco meses el número de solicitudes de registro en línea superó el medio millón, y 36% de ellas provino de jóvenes entre los 17 y los 25 años.
Aunque los dos aspirantes a la candidatura demócrata han buscado el acercamiento con los jóvenes votantes, la presencia de éstos en las urnas podría beneficiar en mayor medida a Sanders. La más reciente encuesta de Gallup indica que seis de cada diez jóvenes entre 18 y 24 años tienen una imagen favorable de Sanders, contra tres de cada diez para Clinton.
UN EJÉRCITO DE MILLENNIALS
Desde hace algunas semanas, los teléfonos en las casas de los votantes registrados como demócratas han empezado a sonar. Quienes contestan escuchan del otro lado la voz de algún joven que, en inglés, en español, o en algún otro idioma, dependiendo del estado, les pregunta sobre su preferencia electoral para después explicarle por qué debe votar por Bernie Sanders.
Aunque en cada elección primaria los aspirantes de ambos partidos cuentan con grupos de seguidores que realizan las campañas conocidas como “phone banking” –llamadas telefónicas para promover a su candidato– o con recorridos de puerta en puerta, en el caso de la campaña Sanders la principal característica es que la mayoría de quienes participan son jóvenes.
En este punto resulta inevitable hacer una comparación con los llamados “ejércitos de Obama” en la elección presidencial de 2008: chicos voluntarios que hicieron una intensa campaña a ras de suelo por todo el país, y que contribuyeron al triunfo de Barack Obama sobre Hillary Clinton en la elección primaria de ese año. La diferencia es que hasta este momento Sanders ha ganado 71% del voto joven, de acuerdo con datos compilados por el Centro de Investigación, Información y Vinculación Cívica de Tufts University; más de diez puntos de ventaja sobre el 59% con el que Obama batió un récord en 2008.
Otra estadística, ésta publicada por el sitio de análisis RealClearPolitics, señala que Sanders ha ganado 9.9 millones de votos en toda la temporada de primarias. Esto significa que cerca de una cuarta parte de sus votos totales provienen de jóvenes votantes. En comparación, el voto joven de Clinton constituye sólo el 10% de los sufragios a su favor.
Tras la elección primaria de este martes, y con el conteo final de delegados, el siguiente paso para los aspirantes demócratas será llegar a la convención nacional de su partido, a celebrarse la última semana de julio en Philadelphia, en donde se nombrará al candidato a la presidencia. Sea éste quien sea, es probable que rumbo a la elección general del 8 de noviembre el voto millennial lo favorezca: el republicano Donald Trump cuenta con apenas 22% de la simpatía de los votantes menores de 35 años. En la elección presidencial de 2012, el candidato de su partido, Mitt Romney, obtuvo el 38% del voto joven; muy lejos del 62% que favoreció la reelección del demócrata Barack Obama.