Dilma Rousseff afirmó que luchará “hasta el fin” en defensa de su mandato, mientras el vicepresidente Michel Temer sumaba más apoyos para asumir un eventual gobierno en caso de que se instaure un juicio político contra la mandataria brasileña.

Durante una convención nacional sobre derechos humanos en la que fue recibida por cientos de personas al grito de “no habrá golpe”, Dilma aseguró que se propone “luchar hasta el fin para garantizar que la democracia sea respetada” y que no permitirá que “algunos pretendan recortar los caminos hacia el poder”.

Según la mandataria, “hay varias formas de golpe, con las armas en la mano o con tanques, pero también hay un nuevo tipo de golpe que se hace con las manos desnudas, rasgando la Constitución”.

“Lo que está en juego no son los 54 millones de votos” que apoyaron su reelección en octubre de 2014, dijo, sino que es “la propia democracia” la que “está en riesgo en Brasil”.

Temer, quien articula fuerzas frente a la posibilidad de asumir el poder dentro de unos 15 días, visitó ayer al presidente del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), Aécio Neves, quien le garantizó el apoyo de esa formación si llegase a asumir el gobierno. “Tenemos dos opciones: lavarnos las manos o ayudar al país a salir de esta crisis. Y decidimos dar nuestra contribución”, dijo tras esa reunión el presidente del principal partido opositor.

El proceso contra Rousseff entró en su fase definitiva y está en manos de una comisión del Senado, que si vota por la apertura de un juicio político le pasará la palabra al pleno de esa cámara, que alrededor del 10 de mayo decidirá sobre el asunto.

Temer lidera el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), la mayor fuerza política del país y cuyo presidente, Romero Jucá, expuso ayer a corresponsales extranjeros algunas de las líneas maestras de una eventual gestión de gobierno. La prioridad, subrayó, será “recuperar la confianza” de la sociedad, los mercados y los empresarios.

En tanto, la organización Amnistía Internacional (AI) advirtió que a 100 días de que inicien los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro aumenta la represión policial contra la población de esa ciudad, lo que sumó tan sólo este mes 11 muertos por disparos de uniformados.

Los residentes, alertó, “viven aterrorizados” y al menos 307 personas perdieron la vida a manos de la policía el año pasado.

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