El anuncio del levantamiento de las complejas sanciones impuestas a Irán por un considerable número de países y por la ONU, ha provocado distintas reacciones en la comunidad internacional que van, desde el rechazo a esta medida por parte de quienes se han opuesto al pacto nuclear suscrito por Irán con el Grupo 5+1: Estados Unidos, China, Rusia, Francia y Reino Unido, más Alemania, hasta el beneplácito expresado por las máximas autoridades iraníes que contemplan el levantamiento de sanciones como un triunfo de su diplomacia y una oportunidad para aliviar la situación económica por la que atraviesa la República Islámica, tras un aislamiento que data de varias décadas.

Cabe recordar que, durante el arduo proceso de las negociaciones para llegar a un consenso sobre el pacto nuclear, las autoridades religiosas se oponían a la reconciliación con EU por rencor o desconfianza sobre sus intenciones. Sin embargo, ante la nueva realidad han adoptado una actitud inesperada al celebrar triunfalmente lo que llaman el día de la implementación, toda vez que el levantamiento de las sanciones significa para la dirigencia iraní el principio de una nueva era que abre las puertas al desarrollo económico del país.

No debe soslayarse el hecho de que esta importante medida tiene implicaciones muy diversas, tanto de carácter geopolítico como en el entorno económico y financiero, ya que marca el retorno de Irán a la economía mundial en un momento que se caracteriza por la inestabilidad política de la región, la confrontación con los países de la península y el agudo descenso de los precios del petróleo, principal fuente de ingresos del país. En términos geopolíticos es innegable que, desde que Estados Unidos e Irán decidieron, hace cuatro años, iniciar negociaciones para celebrar un tratado nuclear, el principal objetivo de la superpotencia era terminar con una larga y estéril confrontación. En esos términos Estados Unidos pretende obtener el apoyo de Irán en la lucha contra el Estado Islámico y poner fin a la guerra civil en Siria a cambio del levantamiento de las sanciones.

Todo esto a sabiendas de que esta medida permitirá a Irán recuperar el papel de gran potencia regional, en detrimento de Arabia Saudita, principal aliado de Washington en la región, que no está convencida de la bondad de este arreglo porque considera que una vez que Teherán se vea beneficiada económicamente, proseguirá su apoyo al terrorismo y su confrontación con los sunitas que predominan en la Península Arábiga.

Un aliado contra el Estado Islámico

EU y la coalición de países que encabeza en la lucha contra el Estado Islámico, consideran indispensable la participación de las fuerzas armadas iraníes en virtud de su capacidad militar y porque Irán representa a la mayoría chiíta en la región. Por lo que concierne al conflicto en Siria, la influencia iraní, como aliado tradicional del régimen de Bashar al-Assad en la región, podría ser determinante en las negociaciones para conciliar los intereses entre las partes en conflicto.

Por otra parte, los beneficios que el levantamiento de sanciones brindará a Irán en el entorno económico y financiero podrán percibirse sólo en el corto plazo, pues abrirán perspectivas para que la economía del país se reinserte a los mercados financieros a pesar del derrumbe de los precios de los hidrocarburos.

Bajo el régimen de sanciones las exportaciones de petróleo de Irán pasaron de 2.6 millones de barriles diarios en 2011, a 1.4 millones de barriles diarios en 2014, según la Administración de Energía de Estados Unidos, citada por Bloomberg. La agencia iraní IRNA reportó el día 16 que el representante de Irán en la OPEP, Mehdi Asali, reiteró la voluntad de su país de recuperar su posición en el mercado petrolero mundial y proyecta incrementar su producción y exportación en 500 mil barriles diarios hasta alcanzar el objetivo de dos millones de barriles diarios en exportaciones. Esto favorecería a la economía iraní con el consecuente efecto nocivo para los países exportadores pues provocaría un mayor descenso en los precios del petróleo.

El descongelamiento de los depósitos de 100 mil millones de dólares que Irán mantiene en el extranjero —que forma parte del acuerdo sobre el levantamiento de sanciones— daría un respiro a la economía y permitiría modernizar algunos de los sectores económicos del país además de restablecer relaciones con las redes financieras internacionales. Cabe señalar que desde hace varios meses, ante la posibilidad de la conclusión del acuerdo nuclear, el Reino Unido, Francia y Alemania enviaron sendas delegaciones a Teherán con el fin de identificar las oportunidades de inversión en proyectos de construcción de infraestructura aeroportuaria y la venta de aeronaves.

A partir de ahora se abren oportunidades de inversión en un país que a pesar de su aislamiento se ha mantenido estable políticamente y que cuenta con recursos naturales y humanos que le permitirán convertirse en la principal potencia regional. Irán ocupa el tercer lugar en reservas de petróleo y gas del planeta, cuenta con una población de más de ochenta millones y las fuerzas armadas más importantes de la región.

México mantiene relaciones diplomáticas con la República Islámica de Irán, a nivel de embajadas, desde la década de los setenta pero sus intercambios económicos son modestos. Este sería el momento de estrechar nuestra vinculación para aprovechar las oportunidades que se abren a la inversión y participación en proyectos de construcción de infraestructura en diversos campos.

Ex embajador de México en Egipto, Kuwait y Arabia Saudita

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