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Tras la histórica firma del acuerdo entre Irán y seis potencias internacionales en Viena para limitar el programa nuclear iraní, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y el presidente de Irán, Hassan Rouhani, pilotarán un complicado proceso de deshielo para dejar atrás 35 años de hostilidades y enfrentamientos.
Para Garret Nada, especialista en asuntos de Irán del Instituto para la Paz en Washington, este acuerdo histórico traerá consigo un complicado proceso de reformas al interior de Irán y un lento cambio en la correlación de fuerzas en el mercado petrolero.
Algunos historiadores sugieren que, con el paso de los años, el acuerdo entre EU e Irán podría ser más importante o de mayor trascendencia que el que la administración Obama alcanzó con Cuba. ¿Está de acuerdo?
—Creo más bien que el acuerdo sobre el programa nuclear, más el intercambio de prisioneros, tendrá un impacto de gran alcance en muchos más aspectos que los que se derivan del acuerdo con Cuba. El acuerdo histórico alcanzado con Cuba es de una naturaleza más bilateral y no tiene las mismas ramificaciones internacionales que el acuerdo alcanzado con Teherán. Irán es sumamente importante en términos de lo que ocurre en Siria, en Irak y en Yemen. En este sentido, si EU e Irán pueden iniciar una nueva era de cooperación en temas donde puede hablarse de intereses compartidos, pues el impacto tendrá muchas más ramificaciones en todo Medio Oriente.
¿Y qué pasa con Arabia Saudita, que no parece estar muy feliz con este acuerdo?
—Cierto. Lo que pasa es que hay que tener en cuenta que Irán y Arabia Saudita han sido adversarios desde siempre. Y sus intereses están continuamente chocando, como por ejemplo en Siria. Por esta razón, los sauditas no están muy contentos con la idea de que EU e Irán van a tener un mayor grado de cooperación.
No hay que olvidar los antecedentes históricos. Antes de la Revolución Islámica en 1979, el Sha de Irán era uno de los más importantes aliados de EU junto con Israel. En este sentido, a los sauditas no les agrada mucho la idea de que pueda haber una especie de retorno al pasado donde Irán se convierta en una especie de rival de Riad en la lucha por los favores de EU.
¿Y qué se puede decir del impacto que tendrá este acuerdo dentro de Irán? ¿Se mostrará el gobierno de Teherán más abierto? ¿Veremos una nueva clase de diplomacia de Teherán no sólo hacia EU, sino a Europa y el resto del mundo?
—Creo que para responder a esta pregunta habría que esperar al resultado que arrojen las próximas elecciones parlamentarias del 26 de febrero. Habrá que ver si el presidente Hassan Rouhani consigue el avance de las fuerzas moderadas del centro para tener un mayor respaldo en su proceso de reformas y de apertura, con lo cual la política exterior de Irán podría experimentar un giro interesante.
Pero hay que tener en cuenta que, incluso antes de estas elecciones, los miembros de la línea más dura están operando para evitar que esto suceda. Hace unos días, el Consejo Guardián para las elecciones parlamentarias no permitió que algunos candidatos participen.
Y los líderes que impulsan las reformas están denunciando que a muchos de sus candidatos se les está impidiendo participar. Así es que, si a los reformistas no se les permite participar en el proceso, pues entonces se corre el riesgo de que los conservadores sigan controlando el Parlamento, restringiendo, limitando el margen de maniobra del presidente Rouhani para impulsar un mayor proceso de apertura interno para favorecer mayor libertades civiles y un avance en materia de derechos humanos y libertad de prensa.
Algunos analistas sugieren que tras el fin de las sanciones a Irán, su economía podrá al fin respirar gracias a la exportación de petróleo. Hay quienes aseguran que Irán puede regresar al mercado petrolero internacional con una cuota inicial de 500 mil barriles de petróleo. ¿Esto no supondrá un problema adicional para el resto de los competidores en el mercado petrolero que ya sufren los precios bajos del barril por el grado de saturación?
—Es evidente que Irán va a tratar de retornar al mercado de petróleo lo más pronto posible. El problema es que, para que Irán vuelva a sus niveles de exportación, tiene que resolver muchos problemas de falta de mantenimiento y renovación de su infraestructura.
Por tanto, creo que les llevará algún tiempo poder regresar al mercado con todo y su potencial en los sectores de gas y petróleo. Dicho esto, hay que tener en cuenta que, como Arabia Saudita no ha dejado de inyectar petróleo al mercado, habrá más oferta y los precios seguirán a la baja.
Las ganancias de países como México no creo que mejoren en el corto o mediano plazo. Creo que en el corto plazo de hecho no veremos muchos cambios porque el mercado se mantendrá con los mismos niveles de oferta. En el mediano, dependerá de cómo consiga Irán modernizar y dar mantenimiento a una infraestructura que necesita de una inversión de entre 200 mil y 300 mil millones de dólares. Es una enorme cantidad de dinero.
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