Luego de los atentados terroristas coordinados en París y la llegada de migrantes como nunca antes se había visto, la agenda de la Unión Europea estará dominada en 2016 por el tema de la seguridad, afirma Fabian Zuleeg, director del European Policy Centre (EPC).

“La Unión Europea enfrenta múltiples desafíos relacionados unos con otros, comenzando por el de migración”, dice a EL UNIVERSAL Fabian Zuleeg, quien dirige uno de los centros de estudios y de debate sobre el proceso de integración europea de mayor prestigio en la capital europea.

De acuerdo con el vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans, en 2015 llegaron a Europa 1.5 millones de refugiados, dos veces más que en los últimos cinco años conjuntamente, y está previsto que el éxodo migratorio se dispare nuevamente a partir de la próxima primavera.

Aunque el trato hacia los refugiados cambiará radicalmente luego de las agresiones perpetradas a mujeres durante la Nochevieja en Colonia, Alemania, y el surgimiento de denuncias similares en Suecia y Holanda. Por lo pronto, el ministro del Interior de Alemania, la nación que se ha mostrado más generosa ante el éxodo migratorio, ya adelantó que presentará una batería de propuestas para endurecer la legislación migratoria.

“En tanto continúe el conflicto en Medio Oriente seguirá la presión migratoria, particularmente para los países de tránsito y destino, como Alemania, que recibió un millón de migrantes y se espera que siga registrando un número desproporcionado de llegadas”, sostiene Zuleeg.

El experto estima que el segundo gran desafío de la UE girará en torno a las relaciones con sus países vecinos, particularmente con Rusia y Turquía, éste último clave para contener el éxodo migratorio.

Europa quiere que Turquía controle mejor su frontera. Sin embargo, las ambiciones de poder del presidente turco Recep Tayyip Erdogan y sus constantes ataques contra los derechos humanos y la libertad de expresión, podrían generar distanciamiento en lugar de profundizar la alianza entre Bruselas y Ankara.

Rusia, las horas más bajas. En cuanto a las relaciones con Rusia, éstas pasan por sus horas más bajas, caracterizadas por una guerra comercial y diplomática desencadenada por la anexión unilateral de la península de Crimea en 2014 y el apoyo brindado a las fuerzas separatistas en el este de Ucrania.

Si bien los atentados de París y la intervención militar rusa en Siria, forzaron la reactivación del diálogo entre Europa y Rusia, las sanciones comerciales no serán levantadas hasta que Moscú ofrezca concesiones en Ucrania, según la Alta Representante de la Política Exterior de la UE, Federica Mogherini. El desplome del rublo, la caída de los precios del petróleo y el encarecimiento de los alimentos podrían obligar a Vladimir Putin a alterar su política de confrontación, aunque André Gerrits, profesor de Historia de Rusia de la Universidad de Leiden, duda que el presidente ruso vaya a adoptar medidas en perjuicio de su popularidad o la efervescencia nacionalista que vive su pueblo.

“Otro reto es la crisis de seguridad, asociada a la de migración y [que] tiene que ver con las secuelas de los ataques en París y las amenazas registradas en Bruselas y Munich. Hay indicadores de que el Estado Islámico pretende usar la ruta migratoria para infiltrarse en el continente”, indica Zuleeg.

El terror ya se dejó sentir este año en Turquía. Un ataque suicida del EI en el centro de Estambul mató al menos a 10 turistas, mientras que un atentado con coche-bomba contra una comisaría del distrito de Cinar y atribuido al Partido de los Trabajadores del Kurdistán dejó un saldo de seis muertos y 39 heridos.

Al margen del tema de la seguridad, el experto prevé que en 2016 la UE siga enfrentando dificultades económicas, bajo nivel de crecimiento y aprietos por la viabilidad de la economía de Grecia. En el ámbito institucional, el mayor dolor de cabeza estará relacionado con el debate sobre la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea.

En analista prevé que el premier británico David Cameron adelante para este año el referéndum sobre la permanencia británica en el bloque; muy probablemente por dos motivos: Gran Bretaña asumirá la presidencia rotativa de la UE en el segundo semestre de 2017 y ese año Francia y Alemania tendrán elecciones.

Para defender la permanencia, el inquilino del 10 de Downing Street ha reclamado reformas en materia de gobernabilidad económica, competitividad, soberanía e inmigración, en tanto que el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, se comprometió a presentar antes del 18 de febrero una propuesta de acuerdo.

“Las negociaciones arrojarán algunos buenos resultados para Gran Bretaña, pero más allá de las reformas que consiga, el debate interno girará sobre temas británicos más que europeos”. Según el experto, la balanza puede inclinarse para cualquier lado: “Todo dependerá qué tan unido esté el partido conservador, qué tan fuerte sea el bloque antieuropeo dentro del mismo partido y qué tan exitosas sean las campañas de ambas partes”.

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