Santiago.— La presidenta chilena, Michelle Bachelet, decretó el jueves estado de emergencia para la norteña región de Coquimbo, la más azotada por el potente terremoto y posterior tsunami que sacudió el centro y norte del país el miércoles, al tiempo que la suma de víctimas mortales aumentó ayer a 12, informaron autoridades.

Luego de una visita a las zonas más afectadas, la mandataria ordenó la medida que implica una tramitación más rápida de recursos y el apoyo de fuerzas militares para coordinar las labores de seguridad.

Un sismo de magnitud 8.4 y decenas de réplicas han remecido al país, desatando un tsunami con olas de hasta cuatro metros que inundaron localidades costeras.

Miles de chilenos intentaban el jueves recuperar pertenencias entre las ruinas de las viviendas y comercios derribados por un fuerte terremoto que obligó a evacuar a un millón de personas.

“Todo quedó mal. Fue un desastre, pérdida total”, dijo Melisa Piñones, parada sobre los vidrios rotos de su pequeño restaurante en Illapel, que quedó sin electricidad, sin agua potable y fue declarada zona de desastre.

El terremoto, que duró unos cuatro minutos y ha sido el de mayor magnitud del mundo en lo que va del año, tuvo su epicentro a casi 230 kilómetros al noroeste de Santiago, pero se sintió en lugares tan lejanos como Brasil.

Bachelet declaró que “a un sismo de tal magnitud afortunadamente tenemos un número lamentable, pero relativamente no tan numeroso de fallecidos”. Las autoridades aún no revelan el costo económico, pero adelantaron que sería “acotado”.

La jefa de la Oficina de Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNISDR), Margareta Wahlström, felicitó al gobierno chileno por sus exitosos esfuerzos para reducir el riesgo de desastres. Mientras que Estados Unidos, China, la Unión Europea y gobiernos y organismos latinoamericanos continuaban expresando solidaridad a Chile y ofreciéndole ayuda. Agencias

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