Varios migrantes se enzarzaron en una trifulca por las plazas en una lancha hinchable y otros tuvieron que emplearon remos de plástico para achicar el agua y evitar que otra embarcación se hundiera en una playa turca, una sucesión de acontecimientos que hacía patente la desesperación de estos migrantes por alcanza la isla griega de Kos, y con ella la seguridad de Europa.

Estas escenas propias de la trata de personas, capturadas el sábado de madrugada por periodistas de Associated Press en una noche sin luna, se producían después de que las autoridades turcas informaran de que 2.791 migrantes habían sido interceptados en aguas del mar Egeo en los últimos 5 días, la mayoría procedentes de Siria.

Kos se encuentra apenas a 4 kilómetros (2,5 millas) de Turquía en su punto más próximo, y las luces que parpadean en el horizonte son un atractivo irresistible para los que huyen de la guerra o la pobreza.

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