Indaparapeo.— A cuatro días de su asesinato, hasta este miércoles fueron entregados a sus familiares los cuerpos de las 10 víctimas de homicidio encontradas calcinadas en el municipio de Cuitzeo el fin de semana pasado, por lo que hasta este día fueron velados por algunas horas y sepultados bajo un fuerte dispositivo de seguridad; entre las víctimas había tres menores de edad.

Las calles de la cabecera municipal de Álvaro Obregón, municipio ubicado a 22 kilómetros de la ciudad de Morelia, estaban de luto; ahí velaban a tres de las víctimas del multihomicidio del 29 de julio en el que la procuraduría del estado implica a cuatro policías locales y al alcalde, Juan Carlos Arreygue, todos detenidos.

Al mismo tiempo se dio a conocer que los 35 elementos de seguridad locales fueron cesados y que ya había nuevos mandos al frente de la corporación, designados por la Secretaría de Seguridad Pública.

La seguridad fue reforzada por elementos de la Policía Federal que vigilaban los domicilios conocidos en esa localidad donde yacían los cuerpos, además de patrullar por esas calles del pueblo.

Aún así nadie quiso hablar. Los familiares tienen miedo y piden el apoyo de los oficiales para que no haya preguntas o imágenes que “pongan en riesgo a sus familias”.

A 10 kilómetros sobre el camino que conduce al municipio de Indaparapeo, está ubicado el establecimiento comercial abarrotes Los Arcos, donde a decir de las autoridades, las víctimas fueron “privadas de su libertad bajo las indicaciones del alcalde”, quién preparaba su Primer Informe de Gobierno, se lee en las calles.

Los hechos. El lugar es más conocido como “la tiendita de la vía” y “fue donde empezó el infierno de los muchachos”, señala un familiar de Luis Alberto “N”, una de las víctimas y que era velado en una lujosa residencia del lado de Indaparapeo.

El padre del joven de 36 años al que la procuraduría estatal señala como una de las personas por las que iban los asesinos —debido a supuestos problemas con el alcalde—, desmiente a la dependencia estatal y niega que su hijo haya prestado servicios al ayuntamiento, tal como lo indicó la versión oficial.

“Mi hijo no tenía la necesidad de trabajar para el gobierno porque le iba muy bien en sus negocios, pero le gustaba ayudar a todos. Ustedes pregunten quién era Guicho y todos aquí en el pueblo les van a decir que se dedicaba a trabajar y a ayudar a las personas”, narra el papá, quien al igual que los familiares de las otras víctimas, aún se preguntan por qué los mataron con tanta saña.

A unos cuantos metros, tres familias dedicadas al campo y de evidentes escasos recursos, velan a otros tres de los asesinados y calcinados; son tres menores de edad, que minutos más tarde, junto con Guicho, fueron sepultados en el Panteón Municipal de Indaparapeo y en donde entre llantos, se exigía justicia.

De los otros dos ejecutados sólo se sabe que una era del Estado de México y otro más del municipio de Tuzantla, localizado en la zona de la Tierra Caliente michoacana.

El juez de control, Juan Salvador Alonso Mejía, concedió a la defensa de los implicados la duplicidad del término para resolver si el alcalde de Álvaro Obregón, Juan Carlos Arreygue Núñez, será vinculado a proceso o será puesto en libertad.

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