Bajo el fuerte sol, Kukulkán avanza y retrocede sobre el piso de adoquín mientras Salvador lo controla vía Wi-Fi desde su celular. A simple vista parece un regalo de Día de Reyes, un juguete digno de presumir; sin embargo, es más complejo que eso.

Hijo de ingenieros industriales, Salvador Olvera Nava es parte del equipo conformado por cuatro alumnos, del octavo semestre de la carrera de ingeniería mecatrónica por la Universidad del Valle de México (UVM), campus Querétaro, que construyó a Kukulkán, un novedoso robot ganador de un concurso internacional.

Cuenta que se interesó en el proyecto a partir de una invitación que les hizo llegar el profesor Carlos Alberto González Gutiérrez para participar en el II Laureate Award for Excellence in Robotics Engineering.

El concurso convocado por el Laureate International Universities, una red de instituciones privadas de educación superior con presencia en 27 países del mundo y de la cual forma parte la UVM, llamó también la atención de Tania Cruz Rivera, quien fue invitada a unirse al equipo.

Para llegar a sus clases, Tania debe trasladarse de San José Iturbide, Guanajuato, a Juriquilla, una de las zonas de mayor plusvalía al norte de la capital queretana, y donde se ubica el campus. El recorrido en camión le toma más de hora y media todos los días. Es la única mujer del equipo que construyó el robot y también de su generación en la carrera.

La convocatoria del concurso indicaba llevar a cabo el desarrollo de un robot que tuviera la capacidad de monitorear la calidad del aire por un periodo de 24 horas consecutivas, tanto en espacios interiores como exteriores. De ahí el nombre deKukulkán, dios maya del viento.

No obstante, los alumnos no se limitaron a los lineamientos establecidos por el concurso y decidieron incorporar al autómata la facultad de monitorear los niveles de radiación ultravioleta, uno de los principales factores que provocan cáncer de piel, enfermedad que ocupa el segundo lugar de incidencia en México de acuerdo con datos de la Federación Mexicana de Dermatología.

Esa decisión, de crear un desarrollo tecnológico con utilidad para la sociedad, fue lo que motivó a entrar en esa aventura a Julio César Gavito, quien es fanático de bandas como la Tokio Ska Paradise Orchestra y la Melbourne Ska Orchestra, también del equipo de fútbol América, lo cual a veces le atrae críticas, confiesa ruborizado.

Él, al igual que sus compañeros, pasa gran parte del día en las aulas de la universidad, a la que ha representado en varias competencias de robótica a nivel nacional, hecho que llena de orgullo y felicidad a sus padres, que siempre lo alientan a seguir adelante y no limitarse.

Después de pasar la primera etapa, de la cual salieron victoriosos tras competir contra 45 proyectos de estudiantes de universidades del país, Salvador, Tania, Julio César y su asesor, el profesor Carlos Alberto, viajaron a Madrid, España, para concretar la segunda y última etapa del II Laureate Award for Excellence in Robotics Engineering, que se llevó a cabo del 5 al 7 de mayo del presente año en la Universidad Europea.

Siete meses de arduo trabajo y desarrollo se vieron reflejados cuando se instalaron en la residencia de la Universidad Europea, a la que llegaron únicamente los mejores seis equipos de las 86 universidades que conforman la red Laureate International Universities.

Para la UVM campus Querétaro, Kukulkán significó el primer proyecto que compite a nivel internacional.

Durante el certamen, Salvador pudo convivir con los miembros de los seis equipos finalistas, provenientes de Brasil, España, Ecuador, India y Turquía. Eso lo enriqueció personalmente, pues lo hizo ver que lo que está aprendiendo en su universidad es lo mismo que enseñan en otro país y por tanto puede competir al “tú por tú” con alumnos de otras ciudades.

Tania aprovechó la estancia de una semana para conocer el centro de Madrid y viajar con sus compañeros y su profesor a Toledo, algo que disfrutó mucho, pues no siempre se tiene la oportunidad de explorar otro país.

Julio, que nunca había viajado a Europa, admite que la experiencia superó sus expectativas. El nivel de cultura y educación que se respira en el viejo continente lo impactó.

Un futuro halagador

Miembros del Sistema Nacional de Investigadores, el también coordinador del programa de Ingeniería Mecatrónica de la UVM, campus Querétaro, Carlos Alberto González Gutiérrez, destaca la capacidad de sus alumnos, a quienes desde segundo semestre los ha mantenido participando en eventos nacionales de robótica.

Hoy en día, dice, se ocuparon de un asunto ambiental, pero también está trabajando con ellos en temas de invernaderos y de comportamiento animal, lo cual hace que su futuro se vea más halagador, pues a veces, sin darse cuenta, se empiezan a convertir en investigadores de nuevas tecnologías.

Por ahora trabajan en un modelo de utilidad que ellos mismos van a producir y patentar. La idea es que Kukulkán se emplee en universidades y plazas comerciales a un bajo costo.

En un futuro no muy lejano, a Salvador le gustaría realizar un centro educativo de robótica para que los niños, desde sus inicios, puedan desarrollar su gusto por esta rama de la tecnología y así existan más ingenieros en México para resolver la gran cantidad de problemáticas que hay.

Mientras tanto, Tania se enfoca en terminar su carrera, después de este paso le gustaría entrar a trabajar en una empresa del ramo automotriz y estar en varias áreas para aprender más de cada una e incluso poder trabajar en el extranjero.

A Julio César Gavito, quien a mitad de la prepa no sabía qué estudiar pues le interesaban los sistemas computacionales y la mecánica, pero que al final terminó juntando las dos áreas en la ingeniería en mecatrónica, sueña con ser investigador y continuar innovando. Por ahora se ocupa en terminar la carrera, pero al culminarla buscará especializarse con maestrías en robótica y control.

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