En días recientes el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, anunció a Blanca Elena Jiménez Cisneros como titular de la Comisión Nacional de Agua (Conagua), mientras que Claudia Sheinbaum Pardo, jefa de Gobierno electa de la CDMX, informó que el próximo director general del Sistema de Aguas de la Ciudad de México (Sacmex) será Rafael Bernardo Carmona Paredes. Ambos heredarán retos cruciales tanto para el país como para la CDMX en materia de agua.

A nivel mundial y en nuestro país se vive una demanda de agua en constante aumento y los recursos hídricos se ven cada vez más presionados por el consumo excesivo, así como los procesos de urbanización, sobreexplotación, contaminación y efectos del cambio climático. Dos tercios de la población mundial vive en regiones donde sufren escasez de agua. 2 mil 400 millones de personas carecen de acceso a servicios básicos de saneamiento y, para 2030, se estima que la mitad de los habitantes del planeta vivirán en zonas de estrés hídrico.

En México, 68% del agua disponible se encuentra en regiones donde vive 23% de la población, mientras que 32% del agua disponible se encuentra en regiones donde se concentra 77% de sus habitantes; de los 653 acuíferos del país, 106 están sobreexplotados; la disponibilidad natural media anual per cápita ha disminuido pasando de 17 mil 742 m3/hab/año en 1950 a tan sólo 3 mil 980 m3/hab/año en 2015, y se espera que para 2025 sea de 3 mil 800 m3/hab/año; 8 de las 13 regiones hidrológicas del país sufren de estrés hídrico.

El Valle de México no es la excepción. Esta región enfrenta una crisis importante en términos de seguridad hídrica debido a la sobreexplotación del acuífero y la importación de agua de regiones lejanas, así como un desarrollo urbano y ordenamiento territorial desordenado. De sus acuíferos se extrae más del doble de agua de la que se recarga de manera natural; el Sacmex cuenta con más de 26 mil km de tuberías, cuya vida útil está rebasada en más de 50 años; se estima que 41% del agua suministrada a la red se pierde en fugas, tomas clandestinas y agua no contabilizada; existen 44 puntos críticos de inundaciones en la CDMX, y cada año se pierden entre 150 y 200 Has de suelo de conservación.

Es una realidad que los esfuerzos hechos hasta ahora no han sido suficientes para enfrentar los retos de seguridad hídrica, lograr un balance hídrico, y cubrir de manera adecuada las necesidades de cantidad y calidad de agua para las personas, ecosistemas y distintos usuarios. Estos retos a que nos enfrentamos requieren soluciones innovadoras, nuevos enfoques de planeación y gestión, así como la participación y apoyo de los distintos sectores de la sociedad.

En los últimos años, el sector se ha enfrentado a una reducción constante en los presupuestos, tanto a nivel federal como local. El reciente anuncio de Claudia Sheinbaum en relación al incremento presupuestal para la CDMX es una noticia positiva sin duda alguna, porque debemos tener presente que se requerirán mayores recursos e inversiones que permitan hacer vigente el derecho humano al agua, prestar eficientemente los servicios de agua potable y saneamiento, combatir la sobreexplotación, mantener y desarrollar la infraestructura necesaria, prevenir y manejar las inundaciones, mejorar el tratamiento y reuso de agua, promover la innovación y desarrollo tecnológico e, igualmente, proteger las fuentes de agua y los ecosistemas que, en última instancia, son los grandes proveedores de este valioso recurso para todos.

Director ejecutivo de Agua Capital.
Eduardo.vazquez@ aguacapital.org

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