La inseguridad pública es una de las principales inquietudes de los mexicanos y en la Ciudad de México no es distinto. Los delitos de alto impacto ocurridos en las últimas semanas exacerbaron la demanda generalizada a las autoridades de un entorno seguro en el que los habitantes de la capital puedan vivir sin temor.

La percepción de inseguridad entre la población es creciente y se acentúa ante las cifras de delitos que ocurren en la Ciudad de México. Uno de los sectores más lacerados por la inseguridad pública son los comercios de la capital, debido a que de forma cotidiana son víctimas de robos y asaltos que ponen en riesgo su viabilidad.

Desde esta perspectiva, la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, anunció la implementación de la iniciativa “Mi C911/Negocios”, cuyo objetivo es garantizar la seguridad de los comercios de la capital.

Por medio de la conexión de las cámaras de vigilancia de los comercios al sistema C5, que entre otras cosas recopila información de seguridad pública para la toma de decisiones, las autoridades de la Ciudad de México incrementan su capacidad para monitorear en tiempo real los comercios de la capital y pretenden evitar que los delincuentes lastimen a un sectores básico para el sostenimiento de la economía local.

A nivel internacional, existen ciudades que han implementado con éxito políticas de estos rasgos. En Londres, por ejemplo, miles de cámaras privadas de negocios y empresas están conectadas al sistema gubernamental, lo que ha favorecido al entorno en aquella ciudad. Lo propuesto en la Ciudad de México es un primer paso positivo para garantizar seguridad en los comercios y, de manera indirecta, para los ciudadanos.

A pesar de que esta medida recibió impulso e intentó llevarse a cabo en administraciones pasadas, no fue sino hasta ahora que logró ver la luz. Por tanto, las autoridades capitalinas deberán aprender la lección: una política de estas características, que protege a la economía por medio del cuidado a los comercios, debe acelerar su implementación adecuada para beneficio de la ciudadanía.

Una vez tomada la iniciativa, el principal reto que tiene el gobierno de la Ciudad de México ante este fenómeno es asegurarse que está preparado para ello, por lo cual tendrá que acelerar los tiempos de respuesta de los equipos de emergencia, capacitar a sus equipos de respuesta, así como determinar los protocolos necesarios ante cualquier evento, entre otros. El reto es mayúsculo, pero el primer paso está dado.

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