yanet.aguilar@eluniversal.com.mx

“En todo corazón habita un bosque”. Esa frase tan seductora que se suma a otras como “el amor es el sentimiento más voraz” o “devórame sin labios”, y que remata con el título de su nueva novela, El amor es hambre (Alfaguara), confirman a Ana Clavel como una autora de escritura seductora, que vuelve a los territorios del deseo para contar el despertar sexual de una niña llamada Artemisa, que puede ser al mismo tiempo Caperucita roja o el Lobo feroz.

“Yo pensaba que Artemisa, de algún modo, al no arredrarse ante su propio deseo, ante la cuestión de jugar y permitir acercarse y alejarse, tenía una suerte de corazón de lobo, pero poco a poco fui descubriendo que más que caperucitas y lobos, más que víctimas o predadores, lo que está detrás es una enramada de sombras, de claroascuros donde nadie tiene claro nada cuando nos abrimos realmente al instinto y a veces habría que reconocer que nos habita un bosque”, afirma Ana Clavel.

La autora que ha indagado en el deseo a través de varias novelas, entre ellas Las violetas son flores del deseo, Las ninfas a veces sonríen y El dibujante de sombras, asegura en entrevista que si ella fuera lectora y se encontrará con la frase “En todo corazón habita un bosque” hubiera caído rendida. “Me parece una frase muy seductora, y lo que debo confesar es que detrás de esa frase estuvo antes una búsqueda de descubrir a los personajes: a Artemisa, esta niña que se convierte en mujer, que se acerca a territorios del deseo muy carnal, y de Rodolfo, un hombre mayor que es su tutor, con el que va descubriendo sus deseos”.

Cuando Ana Clavel afrontó Las violetas son flores del deseo fue una indagación sobre el deseo masculino desde el punto de vista del padre que desea a su hija adolescente porque la novela está narrada desde una primera persona masculina; antes, en Cuerpo naufrago, indagó el deseo desde una mujer que se despierta en el cuerpo de un hombre y desde allí trata de indagar en los rituales de la masculinidad; y ahora lo hace con la historia del descubrimiento del erotismo y el placer de una jovencita.

“Detrás de mi temática del deseo, y de que mi escritura la conciba como una ‘escritura del deseo’, está por ejemplo la imagen de la muerte de mi padre, que de alguna manera me lleva a buscar recapturarlo a través de la imaginación, en formas de lo más sutiles y no tan claras, pero puedo suponer, poniéndome a jugar, que en el personaje de Artemisa y esta pasión que desarrolla por su tutor está la imagen de mi padre”, confiesa la colaboradora de EL UNIVERSAL.

¿Quién tiene el corazón de lobo? Ana Clavel (Ciudad de México, 1961), quien ha sido llamada escritora multimedia por Jane Lavery, investigadora inglesa que ha publicado el libro The Art of Ana Clavel. Ghosts, Urinals, Dolls, Shadows, and Outlaw Desires, asegura que tras esta exploración puede decir que generalmente habitamos más la zona de indeterminación y de penumbras.

“Yo pensaba incluso titular la novela ‘Corazón de lobo’, pensando en la paradoja de quién era el que tenía el verdadero corazón de lobo, si un predador como Rodolfo o los otros hombres o Artemisa, o las caperucitas, de pronto me vine a dar cuenta de lo que el personaje me iba mostrando, que había una ambigüedad, una zona de ambivalencias, de penumbras, de que no hay completamente oscuridad y luz”, señala la escritora que es miembro del Sistema Nacional de Investigadores.

Ella reconoce que como escritora (y cualquier escritor), tiene la responsabilidad y el deseo de abrirse a otras formas de imaginación que den la posibilidad de ponerse en los zapatos de los otros.

“Yo empiezo a trabajar el tema de las sombras, del deseo y después el tema de la transgresión pero no de una manera deliberada, no quiero decir que sea de una manera inocente o ingenua, porque creo que mis propuestas tienen un sustento en la tradición literaria, me alimento de lecturas, devoro autores y busco asimilarlos a mi manera; pero es cierto que se me han impuesto latidos del lenguaje que a la gente le llaman la atención porque generalmente le dan un gran peso a la parte sensual y a la parte erótica”, dice Clavel.

Ella asume como principio de trabajo subvertir los papeles tradicionales, por lo cual recupera el cuento de Caperucita roja, pero la primera versión, la de la Caperucita que echa mano de su ingenio para salir adelante y engañar al Lobo feroz.

Como ya es tradición, Ana Clavel lleva la novela a otros soportes. Ha hecho instalaciones, exposiciones e intervenciones, ahora ha realizado un video de 30 minutos titulado El amor es hambre. Corazón de lobo, que estrenará el próximo jueves a las 19 horas durante la presentación de su libro en la Librería Rosario Castellanos del FCE.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses