Christopher Domínguez Michael ha ejercido la crítica literaria o la historia de la literatura, como él prefiere llamarla, desde que tenía 18 años; desde entonces han pasado 34 años de ser fiel al género literario más solitario, el más incómodo y que es el que menos se traduce a otras lenguas, si es que se traduce. Es el crítico literario más influyente de este país; un intelectual muy al estilo del siglo XX, interesado en la literatura y su relación con la política.

El historiador y escritor nacido en la ciudad de México en 1962 se forjó en el mundo literario en una época de mucha libertad. “Me formé en ese ambiente donde era muy importante el café, la cantina y desde luego la redacción. Me formé en un clima de mucha libertad, incluso de salvajismo, donde no tenía las restricciones pero tampoco las ventajas de la formación universitaria. Fue un ecosistema que me permitió crearme una personalidad propia que se manifestó por primera vez en la casi una década que estuve en la revista Proceso”, señaló el intelectual.

En entrevista, el nuevo columnista de EL UNIVERSAL aseguró que la vida y la crítica literaria han cambiado mucho en los últimos 30 años, tiempo en el que no ha perdido su interés por mantener una visión total de la literatura que incluya la política.

A partir de mañana, Domínguez Michael publicará, cada 15 días, su columna “Clásicos y comerciales” en el suplemento Confabulario. Los miércoles, también cada 15 días, esa misma columna aparecerá en la sección Cultura. Además, el crítico participará con un artículo de reflexión política (que alternará cada 15 días) en la columna “Moral para intelectuales”, en la sección Nación; el próximo viernes 10 de julio publicará su primera entrega.

Sobre su oficio, el intelectual comentó: “La crítica literaria ha sido un género ejercido por muy pocas personas en todo tiempo y en todo lugar. Generalmente, los críticos literarios abandonan el oficio en cuanto les publican su primera novela o su primer libro. El caso de críticos persistentes y profesionales siempre son muy pocos en cualquier literatura”.

El autor de Octavio Paz en su siglo y Profetas del pasado dijo que entre los jóvenes críticos brillantes están Rafael Lemus y Gabriel Wolfson, “son muy buenos, pero aún tienen que darnos la primera verdadera prueba de su talento, buenos primeros libros de crítica literaria; articulados y pensados, no simples recopilaciones de críticas”.
Domínguez Michael aseguró que su única virtud es la persistencia.

“Si la literatura es minoritaria, la crítica literaria más, los últimos en ser traducidos somos los críticos literarios, es un oficio solitario y como somos tan pocos nos exigen tareas sobrehumanas. Desde que yo saqué mi Antología de la narrativa mexicana del siglo XX, en 89 hasta que saqué en 2008 mi Diccionario crítico de la literatura mexicana me llovió, porque se exige de mí lo que deberían hacer 15 personas”.

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