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ssierra@eluniversal.com.mx
En el número 33 de la calle Tampico se encuentra Hydra. Alberga una galería, librería, sitio web y centro pedagógico con los que promueve, estudia, ofrece e impulsa la fotografía.
Es un proyecto nacido hace dos años que en poco tiempo se ha consolidado. Sus creadores son Ana Casas Broda, Gabriela González Reyes y Gerardo Montiel Klint, fotógrafos, investigadores y curadores.
Al entrar a Hydra uno de se puede detener a ver las páginas de un fotolibro como Silent histories, del japonés Kazuma Obara, que devela una íntima mirada a las huellas que dejó en un grupo de seis personas la II Guerra Mundial; también es posible ver la exposición Secreto, con fotografías retocadas por el pintor Manuel Ramos junto a los retratos en blanco y negro de Roger Ballen, de su serie y fotolibro The house project.
Hydra es un espacio que se ha sumado a la tendencia por promover el coleccionismo de fotografía, y que es pionero en ofrecer, difundir y editar el fotolibro en México. Es un centro donde hay curaduría e investigación acerca de autores, temas y otras formas de desarrollar y concebir la fotografía.
Para llevar a cabo el trabajo, sus creadores han acudido a alianzas con editores como RM y la Fábrica —ambos de España—, así como con la Fundación Televisa, el Centro de la Imagen y el Museo Archivo de la Fotografía.
Han publicado fotolibros, ofrecen en su librería alrededor de 200 títulos entre fotolibros, catálogos y otros títulos especializados; exhiben y venden obras de alrededor 60 fotógrafos nacionales e internacionales.
La exposición Develar y Detonar, que estuvo en España y México, fue el primer ejercicio de Hydra. Fue una curaduría a partir de la cual exhibieron a 53 fotógrafos y se coeditó un libro con el Centro de la Imagen, Conaculta, RM y Fundación Televisa.
El sentido de aquella exposición resume en gran medida la apuesta de Hydra por promover a esos autores: “Que se viera lo que estamos viendo: que hay una producción muy vasta y rica en México; era promoverla para que el publico la conociera. Y este proyecto curatorial nos consolidó: en la parte teórica representó ver dónde estaba la fotografía”, cuenta en entrevista Gabriela González.
Otros públicos. Como espacios de investigación y difusión de la fotografía en México se encuentran la Fototeca Nacional, el Centro de la Imagen y su revista Luna Córnea, el Museo Archivo de la Fotografía, Casa en Oaxaca, la Fundación Televisa, el Seminario de la Mirada Documental del Instituto Mora; hace dos años nació la feria Zona Maco Foto y es reciente el Foto Museo Cuatro Caminos. Hydra opera con muchos de estos espacios y se inserta como un capítulo de esa historia en la cual hoy quiere fomentar un microcoleccionismo que aún es incipiente.
“Es acercar la fotografía a otros públicos, a otros precios, desde 600 pesos, hasta autores más caros; los ubicamos a partir de su trayectoria, hacemos una curaduría y una propuesta de venta de esa obra, nosotros como Hydra”, explica González.
Las fotos que vende Hydra son obras con calidad de archivo, originales, con certificados de autenticidad. “Hablamos ese asunto con los autores. La idea es acercar la obra fotográfica a la gente. Impulsar un comercio justo, no inflar, no especular. Trabajar de acuerdo a lo que cuesta la producción y dar un valor a la obra de autor”.
Hydra ha coeditado en estos dos años el catálogo Detonar y Develar, y los fotolibros Casita de turrón, de Roberto Tondopó; Nueva era, de José Luis Cuevas; Kinderwunsch, de la propia Ana Casas, y Moisés, de Mariela Sancari. El suyo es el único espacio especializado en México para la venta de fotolibros, algunos de grandes editoriales, otros de independientes y también títulos autopublicados. “Ha sido un acierto porque es un mercado que no existía en México y se está desarrollando mucho en el mundo”.
En Hydra hay libros de Europa, Asia y EU, de editoriales como Self Publish Be Happy, Akina Books, Mack, Mörel Books, Kessel Krammer, Archive of Modern Conflict, RM y La Fábrica.
Hydra ha asumido un espacio de pedagogía con editores, diseñadores y fotógrafos internacionales; promueve la creación de fotolibros con el proyecto Incubadora, a cargo de Ana Casas, quien da seguimiento a los autores.
Gabriela González señala que sí hay un interés creciente por la fotografía, pero que aún falta mucho para consolidar el coleccionismo: “Es completamente tibio. Falta información sobre qué coleccionar, cuáles técnicas, cómo guardarlas, de qué sirve un certificado, que autores sí o no. Para Hydra lo importante es apoyar ese proceso de producción, por eso nos importa conocer al autor, que él tome decisiones sobre la edición de sus imágenes. Sí es incipiente el coleccionismo, pero creo que la gente empieza a ser consciente de que puede coleccionar la foto”.
Los fotolibros, libros y fotografías que vende Hydra hoy miércoles se ofrecerán con descuentos especiales que van de 5% a 20%.