El sismo del 19 de septiembre de 2017 rebasó hasta en dos veces la demanda de resistencia de los reglamentos para algunas construcciones, por lo que estaban “predestinadas” a desplomarse ante la magnitud del temblor , coincidieron especialistas de las facultades de Arquitectura e Ingeniería de la UNAM .

“Muchas de ellas no por corrupción ni defectos, sino porque definitivamente se rebasó la capacidad de esas construcciones estaban predestinadas a desplomarse. Hubo casos con irregularidades que se tienen que investigar, pero no es todo corrupción ni mala construcción. Los reglamentos no estaban preparados para un sismo como el del año pasado”, dijo Germán López Rincón, académico de la Facultad de Ingeniería.

En conferencia de prensa, los especialistas señalaron que es necesario replantear las políticas de vivienda en el país; al reorientar las políticas públicas en la materia se podrá determinar con mayor precisión en qué lugares se debe o no autorizar la construcción de nuevas casas o unidades habitacionales , coincidieron.

“Esa es una de las labores fundamentales porque no orienta la construcción específica de las viviendas sino dónde están asentadas. El hecho de que hay asentamientos humanos en zonas de riesgo, obliga a pensar cómo estamos alimentando ese Atlas Nacional de Riesgos que por huracanes, inundaciones o crecidas de río están en zonas que puedan desencadenar en una desgracia. Es importante replantear esas políticas públicas con las nuevas formas de planeación urbana”, dijo Emilio Fernández Herrera.

Roberto Pliego Martínez, de la licenciatura en Arquitectura de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Aragón explicó que es necesario verificar las medidas de seguridad y protección civil en las escuelas privadas.

Dijo que después del sismo, las brigadas de académicos y estudiantes que revisaron la infraestructura de edificios en zonas afectadas por el sismo, observaron cuestiones “preocupantes”.

“Me preocupó mucho lo que encontramos: tienen las licencias de funcionamiento, en construcción y estructura probablemente estén bien, no podemos decir que se vayan a caer, pero no hay salidas de emergencia y las que sí tienen, no cumplen con la reglamentación. Sabemos que muchas casas son habilitadas pero no cumplen con los requerimientos mínimos de seguridad ni de prevención ante riesgos”, dijo.

Las zonas más afectadas por el sismo fueron las delegaciones de Iztapalapa, Xochimilco y Tláhuac, en la Ciudad de México, pero en el norte y oriente de la Zona Metropolitana del Valle de México fue la que más sufrió durante el sismo pero no se le ha dado una revisión completa y a profundidad.

Uno de los problemas más graves que encontraron los especialistas fueron las autoconstrucciones: personas que levantan sus casas sin información o asesoría de ingenieros o arquitectos, con ayuda de maestros albañiles que cuentan con la experiencia pero no siempre con los conocimientos suficientes para construir edificios seguros.

El problema fue que en muchos casos, después de que pasó la emergencia, muchas personas comenzaron a reconstruir sus viviendas y aunque los especialistas de la universidad les ofrecieron su apoyo, no lo aceptaron.

“La autoconstrucción mal hecha fue el mayor problema. Detectamos viviendas que no tenían cimentación o que las losas de entrepiso estaban sobrepuestas en ladrillo”, dijo.

Pliego Martínez explicó que se dio asesoría y se hicieron visitas e inspecciones en diversos sitios, en particular en el municipio de Nezahualcóyotl, en edificios de la UNAM y construcciones en Tepoztlán, Texcoco, Acolman, Chinameca y Tecámac.

Las brigadas, conformadas por 479 alumnos y 56 profesores, revisaron casi 700 edificaciones. Inspeccionaron 21 tipos de construcciones: más de 400 casas habitación, casi 40 primarias y 14 jardines de niños oficiales, 25 edificios de departamentos, así como iglesias, secundarias, clínicas y mercados.

Germán López Rincón, de la Facultad de Ingeniería explicó que la División de Ingeniería Civil y Geomática revisó cinco unidades médicas familiares del IMSS, 20 edificios habitacionales del fraccionamiento Girasoles en Villa Coapa, 75 viviendas en Iztapalapa, 25 en Tulyehualco, ocho edificios en la colonia Roma y 20 en la delegación Magdalena Contreras, entre otros, para un total de 153 edificaciones.

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