Grupos del dedicados a la trata de mujeres y adolescentes están detrás del negocio en que participan clínicas, hospitales, médicos, abogados y extranjeros en la subrogación o alquiler de vientres en México, por lo que en el Senado aprobar una reforma para prohibir en México.

En rueda de prensa, activistas y senadores de Morena señalaron que se trata de un negocio de miles de millones de dólares al año donde se ofrecen paquetes a parejas de nacionales y extranjeros que incluyen pasajes de avión, hoteles, conseguir a una mujer que alquile su vientre, hospitales y despachos de abogados para tramitar la adopción, cuyos costos pueden superar los 200 mil pesos.

Ante ello, el senador de la República, José Narro Céspedes, informó que en el próximo periodo legislativo presentará una excitativa al Senado de la República con la finalidad de que las iniciativas que buscan defender los derechos de las mujeres, particularmente la relacionada con la prohibición a vientres de alquiler sea dictaminada y aprobada.

Denunció que el crimen organizado se ha visto beneficiado la práctica de , al ser una forma de trata de personas, “toda vez que se ponen en el mercado las funciones naturales de una mujer y convierten a las niñas y niños en productos mercantiles. La gestación de vientres es una de las prácticas más perversas que el neoliberalismo ha impulsado, disfrazándose de un acto progresista”, añadió.

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Enfatizó en que “como Legisladores Federales establezcamos una tajante prohibición para que este tipo de prácticas no puedan darse en nuestro país; si bien es cierto, como ya se ha dicho, sabemos que hay ciudades y países que permiten el que se den ese tipo de prácticas, considero que México, el país que siempre se ha caracterizado por preservar y velar por los derechos sociales, no debe permitir que el nacimiento de personas se dé a través de estas prácticas”.

Indicó que la iniciativa tiene como objetivo prohibir de manera expresa la gestación subrogada, vientres de alquiler, maternidad subrogada o cualquier procedimiento o modalidad, que sin importar la denominación implique el que una mujer acepta gestar en su vientre un bebé que al nacer deberá entregar, a cambio de recibir o no una remuneración.

Añadió que debido a esta práctica las niñas y niños son devueltos o abandonados porque no satisfacen las expectativas de quien “los compró”. “No omito mencionar que en esta transacción se dejan de lado los procesos hormonales, y de apego natural, además de las consecuencias psicológicas y psiquiátricas que vive una madre con su hija e hijo, entre los que podemos mencionar depresiones posparto y efectos del proceso de embarazo, potencializados al enfrentarse al abandono de sus hijos”.

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“La pobreza y la pobreza extrema es el factor principal que orilla a las mujeres a entrar en este círculo mercantil de violencia disfrazado de acto progresista. No podemos permitir que por necesidades económicas ellas y las infancias sean las que tienen que pagar un costo altísimo, el costo de renunciar”, concluyó.

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