San José.- El Parlamento nicaragüense, controlado por el presidente Daniel Ortega, aprobó ayer el ingreso a ese país de tropas, embarcaciones, aeronaves y equipos militares de México, Estados Unidos, Rusia, Cuba, Venezuela, Taiwán, El Salvador, Guatemala, Honduras y República Dominicana, para desplegar ejercicios castrenses de junio a diciembre de 2018 con el ejército de Nicaragua.

Los diputados del oficialista Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y de partidos aliados autorizaron la entrada de tropas de los 10 países por 73 votos a favor, 11 en contra y una abstención, en un país que cayó desde el pasado 18 de abril en la peor crisis política, institucional y socioeconómica del siglo XXI por las ininterrumpidas protestas antigubernamentales callejeras que, según organismos independientes nicaragüenses de derechos humanos, registraron hasta ahora unos 300 muertos.

La Asamblea Nacional (Congreso unicameral) avaló dos decretos emitidos por Ortega, en los que argumentó que las tropas extranjeras y sus pertrechos entrarán a Nicaragua con “fines de adiestramiento, instrucción e intercambio de ejercicios militares de carácter humanitario”.

Ninguna fuente oficial suministró detalles de números de efectivos, transportes militares y armamentos que entrarán a Nicaragua.

El conflicto interno estalló primero en repudio a una reforma de Ortega a la seguridad social y derivó en masivas manifestaciones contra el presidente y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, para exigir elecciones libres y honestas y la renuncia de la pareja gobernante para abrir una transición a la democracia.

Inoportuno. El opositor Partido Liberal Constitucionalista (PLC) alegó que rechazó el despliegue de tropas extranjeras, por registrarse en un momento inoportuno por las actuales circunstancias políticas en Nicaragua.

La diputada Azucena Castillo, del PLC, instó a los diez países autorizados a que “por prudencia” se abstengan de enviar tropas y equipos por la grave crisis local y alegó que ante la represión a las protestas, que atribuyó a efectivos policiales y paramilitares, se podrían generar temores en la población nicaragüense de que las tropas foráneas participarán en actos represivos.

El diputado Edwin Castro, jefe legislativo del FSLN, replicó que los congresistas opuestos al ingreso de las fuerzas foráneas atentan contra el muro de contención que el gobierno de Nicaragua estableció para frenar al narcotráfico. El PLC, añadió, “parece apoyar los cárteles de drogas”.

El ejército de Nicaragua se convirtió en bastión del poder presidencial desde que Ortega asumió en 2007 el primero de sus tres quinquenios consecutivos, pero en mayo se distanció del mandatario y proclamó que se abstendrá de reprimir las protestas antigubernamentales.

Nicaragua abrió hace casi una década una intensa cooperación militar en especial con Rusia, Cuba y Venezuela, aunque también emergió como escala de ejercicios castrenses con EU, Taiwán y fuerzas de Centroamérica y del Caribe.

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