En 2011 el escritor Javier Sicilia marchó a la Ciudad de México en busca de justicia por el homicidio de su hijo y seis de sus amigos a manos del crimen organizado; ahora alista una nueva caminata el próximo 23 de enero para encontrarse con el presidente Andrés Manuel López Obrador y pedirle reorientar su política de seguridad para encontrar la paz en el país.

Sus esfuerzos, no son los únicos en Morelos, puesto que José Antonio Sandoval Tajonar, un exsacerdote católico, quien actualmente es director general de la Fundación Don Bosco, ha compartido esa inquietud por la pacificación y ha ido más allá con la formación de licenciados en Mediación y Construcción de la Paz, una carrera única en el país y de reciente creación.

La carrera, dice Sandoval Tajonar, tiene su base en una larga experiencia en el estudio de los fenómenos delictivos desde su surgimiento en el estado en 2008, cuando se presentaron los casos más cruentos en la entidad, durante el segundo periodo de gobierno del PAN.

La licenciatura en Mediación y Construcción de la Paz se imparte en el Instituto de Estudios Superiores para la Paz y el Desarrollo, en el municipio de Emiliano Zapata, en el sur de Cuernavaca, donde además están las licenciaturas en Educación e Intervención Comunitaria; en Derecho, y se ofrecen talleres y diplomados de temas de inclusión, aceptación y mediación, entre otros.

De la primera generación, se graduaron ocho estudiantes en septiembre pasado; actualmente cuenta con 24 alumnos.

Justicia sí, impunidad no

A mediados de los 90 un grupo comunitario, liderados por el padre Toño —como lo identifica la comunidad—, incursionaron en el poblado de San Antón, Cuernavaca, donde la presencia de pandillas juveniles era el elemento más visible y junto con ellas la violencia, drogadicción, temas de inseguridad y otros.

Ahí comenzó el trabajo de campo con el tema de la violencia, pero también de la construcción de paz; años después crearon la Fundación Don Bosco y aplicaron la experiencia adquirida en el proceso comunitario en un sistema escolarizado.

Pero llegó el recrudecimiento de la violencia en 2008 y provocó una reflexión en la institución para aportar desde el trabajo educativo a la construcción de la paz y así diseñaron un modelo de intervención educativa que se llama “Comunidades educativas libres de violencia, constructoras de paz”.

En 2011, el gobernador Marco Adame (2006-2012) pidió a la fundación llevar el modelo a todas las escuelas preparatorias públicas dependientes de la SEP y lo compartieron con 50 instituciones.

El estudio del fenómeno social y su trabajo con distintos grupos sociales le permitió a José Antonio Sandoval ser invitado en 2018 por el equipo de transición del entonces presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, para coordinar la Consulta por la Pacificación y Reconciliación del país.

El padre Toño asegura que cuando entregaron los resultados el mandatario fue enterado de que muchos de los crímenes se han cometido también de la mano de autoridades de distintos órdenes de gobierno.

“Hoy, hay una campaña interesante que se llama ‘Juntos por la paz’, pero no logro identificar que haya bajado a escuelas como tal; se trata de saber cómo nos acercamos al fenómeno de la drogadicción, pero más que como un asunto de salud pública”, dice.

Cuestionado sobre el concepto de “abrazos y no balazos”, el director de la Fundación Don Bosco asegura que se presta para una gran discusión. “Porque por un lado hay expresiones de impunidad, gente que toma casetas y no les dicen nada a pesar de que está la policía ahí”.

Agrega que es una cuestión de riesgo, porque se puede estar alentando la impunidad y a cometer otros delitos.

Constructores de la paz

En 2010 la Fundación Don Bosco inició un proyecto denominado Instituto para la Paz, en el que a través de intervenciones en las escuelas se desarrollaron talleres, charlas, pactos de paz en más de 300 instituciones educativas, desde nivel básico hasta superior. Durante este proyecto se logró trabajar con más de 300 mil personas, consolidando un modelo de prevención de las violencias denominado Comunidades Educativas Libres de Violencia.

En 2014, surgió el proyecto del Instituto de Estudios Superiores para la Paz y el Desarrollo gracias al Consejo de la fundación, para dar una respuesta al contexto de violencia, inseguridad, impunidad y desigualdad que prevalece en el país y en la región.

Ese año, la Fundación Don Bosco, a través del instituto, ofertó la primera edición del Diplomado para la Paz, y así comenzó a generar distintos cursos y talleres, pero además fue cuando se decidió preparar profesionales en el tema de construcción de la paz, y obtuvieron el Registro de Validez Oficial.

La característica de la licenciatura, explica el padre Toño, es que tiene fases importantes, porque la paz no sólo está ligada a la fuerza pública, sino a una imagen de la paz desde otras condiciones como el respeto a los derechos humanos y el desarrollo integral.

Para ello, entre las materias que se imparten en los ocho semestres de la carrera están disciplinas relacionadas con los derechos humanos, y se complementan con asignaturas como Historia de las Teorías de Paz, Ética, Taller de Primeros Auxilios, Educación para la Paz, Antropología Cultural, y Sicología del Conflicto, entre otras.

Sandoval Tajonar adelanta que también diseñaron una especialidad en Mediación y transformación positiva de conflictos, y en agosto próximo abrirán una maestría en Construcción de paz.

“En el Instituto de Estudios Superiores para la Paz y el Desarrollo generamos estos productos académicos que tratamos de ofertarlos a la sociedad, pensando en la necesidad de formar profesionales, con una visión distinta en la línea de la construcción de un país en momentos muy álgidos que permitan vivir en paz y armonía”, afirma Sandoval.

La licenciatura en Mediación y Construcción de Paz es la primera en su tipo en el país y en la página del instituto es descrita como “una apuesta por formar hombres y mujeres para que a través de un trabajo académico y comunitario respondan a la situación de violencia que enfrenta el país”.

Como opciones laborales, el instituto explica que los profesionales pueden desarrollarse en instituciones públicas, organismos autónomos y organizaciones comprometidas con la defensa de los derechos humanos, la mediación y la resolución de conflictos.

También a nivel internacional los estudiantes se pueden desempeñar en las Naciones Unidas y otras instancias transnacionales coordinando proyectos de paz y la tutela de los estándares de seguridad humana.

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