A sus 78 años, Nidia Silva nunca nadó entre delfines. Hasta que una ONG de Miami le coloca un casco de realidad virtual para que cumpla uno de sus sueños, como parte de un tratamiento experimental contra la depresión y el aislamiento en la vejez.

"Vives un mundo que no conoces, pero que es muy lindo y muy importante para mí conocer", cuenta Silva luego de quitarse el casco de realidad virtual (RV).

Está en el Parque Dominó, una plaza en el barrio miamense de Pequeña Habana donde los cubanos -especialmente los cubanos de la tercera edad- se reúnen a diario para jugar a su juego favorito, el dominó.

"Estoy muy emocionada", dice, convencida de haber visto el mar de Cuba, de donde emigró hace 19 años.

A su alrededor, las conversaciones son animadas, las piezas de dominó caen sonoramente sobre las mesas y el calor subtropical del verano de Florida , en el sureste de Estados Unidos, es denso y pegajoso.

Personas de la tercera edad combaten depresión con realidad virtual
Personas de la tercera edad combaten depresión con realidad virtual

Menos habituada a este clima, la francesa Alexandra Ivanovitch ofrece una demostración de la experiencia de RV a los jubilados cubanos, transportándolos al malecón de La Haban a, al espacio exterior, al fondo del mar o a la cima de una montaña.

Su iniciativa, llamada "VR Genie", está concebida "para contrarrestar la soledad y el aislamiento social" que suelen padecer los ancianos, sobre todo cuando viven solos o en casas de salud donde hay pocas distracciones.

"Usamos la realidad virtual para cumplir los deseos de los mayores. Si quieren ir a algún lugar en el mundo al que no hayan ido, y que está en su lista de últimos deseos, los podemos llevar", sostiene esta doctora en humanidades digitales de 35 años.

VR Genie, uno de los proyectos de su ONG Equality Lab , tiene el financiamiento del condado de Miami-Dade para llevar cascos de RV a casas de ancianos una vez que Ivanovitch complete una "biblioteca de sueños" más extensa.

"En realidad buscamos reconectarlos con el mundo. Muchos ancianos no tienen la posibilidad física o financiera de salir a ver el mundo. Básicamente les llevamos el mundo a ellos", explica.

Estudios recientes muestran que la realidad virtual puede ayudar a las personas con depresión, ansiedad, síndrome de estrés postraumático y otros problemas de salud mental.

"Sabemos que cosas como la imaginación guiada y la meditación pueden ser muy beneficiosas para las funciones cognitivas, y también sabemos que las intervenciones sobre el comportamiento pueden ser muy beneficiosas para los individuos. La realidad virtual se coloca exactamente en la mitad", dice el n europsicólogo Aldrich Chan .

En este sentido, el uso de "realidad virtual para los ancianos ha sido una línea de investigación interesante", prosigue este investigador asociado de la Universidad de Miami.

Como consultor para Equality Lab, Chan está cuantificando los potenciales efectos de la RV en los ancianos y específicamente los efectos de experimentar virtualmente los "últimos deseos".

Un equipo de la Universidad de California en Los Ángeles estudia el uso de la realidad virtual para tratar la anhedonia, un síntoma de la depresión que consiste en la incapacidad de sentir placer o interés en muchas actividades.

El enfoque de la investigadora psiquiátrica Michelle Craske y su equipo es proveer a los pacientes de experiencias positivas, como las que producen la realidad virtual y el "mindfulness", para producir bienestar y tratar la anhedonia.

"La mayoría de los tratamientos, hasta ahora, han hecho un trabajo aceptable en reducir los síntomas negativos, pero un trabajo muy pobre en ayudar a los pacientes a volverse más positivos", explicó Craske a la revista científica STAT en abril.

Según un estudio publicado por Craske a principios de año en Journal of Consulting and Clinical Psychology, las personas que participaron en el tratamiento positivo reportaron menores niveles de depresión, ansiedad y estrés que quienes participaron en el tratamiento estándar, enfocado en atender los síntomas negativos.

Con los cascos puestos, Nidia Silva manotea el aire, acariciando delfines inexistentes. "Te traslada a otro mundo, te tranquiliza", dice. "¡Es tan agradable!".

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