El presidente interino de Brasil, Michel Temer, discutió ayer con algunos sindicatos una reforma del sistema de jubilaciones y pensiones de seguridad social, que está al borde de la bancarrota, pero encontró resistencia entre las centrales obreras.

Temer asumió la presidencia interina el pasado jueves, después de que el Congreso suspendiera el mandato de Dilma Rousseff por seis meses para iniciar un juicio político con miras a su destitución, y celebró ayer con los sindicatos su primer encuentro institucional.

El mandatario abrió un nuevo debate en materia de seguridad social junto con los nuevos ministros de Presidencia, Eliseu Padilha, y el de Hacienda, Henrique Meirelles.

El gobernante interino se reunió con representantes de Força Sindical, la Central de los Sindicatos Brasileños (CSB) y la Unión General de los Trabajadores (UGT), que expresaron la necesidad de encontrar “alternativas” antes de iniciar una reforma del sistema de pensiones. Paulo Pereira da Silva, presidente de la central obrera Força Sindical, dijo que Temer consideró la reforma como una “urgencia”.

No obstante, Pereira da Silva resaltó que el gobierno interino debe tomar medidas, como recaudar dinero de algunos sectores que están “exentos de pagar”. El presidente de la CSB, Antonio Neto, lamentó la ausencia de la Central Única de los Trabajadores (CUT), el mayor gremio obrero del país e históricamente ligado al Partido de los Trabajadores (PT) de Rousseff.

Por su parte, la cancillería brasileña criticó la decisión de El Salvador de desconocer al gobierno interino de Brasil.

Las declaraciones del presidente de El Salvador, Salvador Sánchez Céren, “revelan un amplio y profundo desconocimiento sobre la Constitución y la legislación brasileñas”, indicó la cancillería.

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