Bogotá. —El público del Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá, que vive los últimos días de su XV edición y concluye el 27 de marzo en la capital de Colombia, está abierto a lenguajes alternativos del arte teatral y a la diversidad escénica. Ejemplo de ello es el éxito que han tenido dos obras, por un lado, Attends, attends, attends...(Pour mon pére), del coreógrafo, artista visual y dramaturgo belga Jan Fabre; y por el otro, ID, de la compañía canadiense Cirque Éloize, con su fusión de danza urbana y arte circense.

La obra de Fabre fue ovacionada por el público. Su trabajo se vio recientemente en México, en el Festival Internacional Cervantino 2014 y en la Ciudad de México, en donde presentó The Power of Theatrical Madness, una obra provocadora —que estrenó en 1985—, con una duración de casi cinco horas, y que lo encumbró como un artista polémico. Éxito que se trasladó también a sus dibujos, esculturas, objetos, instalaciones, películas y performances; sus propuestas, con frecuencia, generan gran polémica.

En 2014, Fabre creó un solo de danza y performance para el bailarín Cédric Charron, quien desde hace más de 10 años ha sido una figura estelar de la compañía de Fabre. El coreógrafo se inspiró en una carta que Charron le envió a su padre, en donde le pedía que se pusiera en su lugar y comprendiera su decisión de ser artista. La pieza de Fabre pone a Charron en escena a dialogar con su padre ya muerto y a ejecutar esta obra para construir símbolos acerca de las relaciones filiales.

La danza de Charron es caótica y enérgica, pero su poder no está sólo en la habilidad y en el movimiento de su cuerpo, sino en la capacidad de “danzar” con la palabra, con la gesticulación, con el grito, con los sonidos de la boca y la garganta. La coreografía colinda más con el perfomance que con el teatro.

La obra que se presentó en el Centro Cultural Gimnasio Moderno ha tenido gran aceptación en taquilla y es uno de los platos fuertes del cierre del Festival que ha reunido a 100 directores, 3 mil 650 actores de 32 países, con México como país invitado.

Mientras que ID sorprendió al público, pese a que no tiene el despliegue escénico y la espectacularidad de Cirque du Soleil, tampoco cuenta con la poesía visual y la dramaturgia de Teatro Sunil, pero sí por su elenco audaz y fresco. La trama del espectáculo que se ha presentado a lo largo de 10 días en la Gran Carpa de las Américas de Bogotá encuentra eco en West Side Story, en donde el amor entre dos jóvenes de grupos urbanos opuestos se enfrenta en duelos de breakdance y de hip hop.

Los enfrentamientos forman cuadros para presentar las habilidades de todo el elenco, teniendo como fondo un gran muro blanco en donde hay proyecciones de mapping y 3D que, junto con la música electrónica, animan la escena hasta convertir las batallas en un juego juvenil intenso y dinámico. En el espectáculo dirigido y creado por Jeannot Painchaud, destaca la participación de artistas como Thibaut Phillippe y la contorsionista Nicole Winter.

Cirque Éloize es invitado constante a este Festival y con el tiempo ha ganado su lugar entre el público; con ID no ha sido la excepción y ha registrado localidades agotadas, su éxito radica, quizá, en su ligereza narrativa y en el poder y la fuerza del cuerpo humano, en donde también es posible generar belleza durante la representación.

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