Hay que disfrazar el rencor con vestiditos administrativos y presentar el asunto como un harakiri: es culpa de los mismos agredidos.

Una vez más, la semana pasada, el señor John Ackerman, secretario de Adulación Pública, atrajo las candilejas que tanto ama en su doble calidad de animador de televisión e ideólogo del MoReNa. En las semanas previas, lo hizo contra su voluntad, pues fue acusado de practicar el nepotismo (aunque, hay que reconocerlo, sólo con sus parientes) y de poseer con su esposa —la secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval— una fortuna en bienes raíces que se cuidaron de transparentar, a pesar

Hace poco, el señor Ackerman equiparó a quienes osan criticar su nepotismo con sicarios. Ahora, en una entrevista con Fernando del Collado (en YouTube), declara que nunca ha practicado el nepotismo, al que degrada a mera “falta administrativa” mientras asciende a sus críticos al rango de “mercenarios”.