En teoría, El Supremo se levanta a las 4 de la mañana y hace una hora de ejercicio porque “es bueno para la salú”. Luego lee periódicos conservadores y se enoja mucho

A fe mía que nunca antes en nuestra historia ha habido un compatriota tan empeñado en que lo miren y admiren: su mero rostro, le parece, es ya una lección de ética

No es azaroso que esa criatura en crónico estado de “regeneración” haya regresado en el nombre del amorfo partido-movimiento que creo López Obrador para lanzar sus ambiciones