¿Qué pasará en esos días o noches que te despiertas de mal humor? Sin que haya ocurrido nada aparentemente,  te levantas de la cama con un saco de miseria en la espalda y todo lo ves mal. Todxs son idiotas y casi casi comienzas a pelearte hasta con el perro del vecino (su mascota digo).

Hoy desperté así, según yo dormí bien, hice un poquito de ejercicio, desayuné rico y me fui a trabajar. Una mañana aparentemente perfecta, pero nada de lo que  menciono fue aprovechado o disfrutado. Al llegar a la oficina me di cuenta de mi pésimo estado de ánimo. Podrían ser una y mil cosas, pero la verdad es que mis días no tienen muchos cambios o emociones. Mi rutina es plana y a veces la disfruto así y otros días ni cuenta me doy del pasar de las horas. Lo que sí hace la diferencia es cómo percibo yo estos días de humor negro (del malo). Si hay algo que no me gusta es estar de mal humor, supongo que a nadie le gusta. Pero mucha gente puede usarlo para conseguir simpatía o cualquier otra cosa. Yo ni aunque me regalen un Lamborghini me fleto un día de mal humor.

Para cambiarlo, lo primero que hay que hacer es mantener la calma. Evitar confrontaciones o decir algo que después nos haga sentir mal o tengamos que andar pidiendo perdón. Segundo, identificar “ese algo” que nos provocó el mal humor. Quizá no lo veamos o no haya un evento en particular o tal vez fue el simple hecho de despertar a un nuevo día sin motivación   lo que detonó la maldición.  Cualquier cosa puede ser, depende qué tan intolerante y corajuda sea cada persona.

La solución para cualquier motivo de mal humor es tomar acción. Si nos quedamos rumiando y ejerciendo la victimización profesional, el mal humor se añejará en nuestra mente y cuerpo hasta lograr un lugar privilegiado y protegido por la prioridad.  Para tener un buen día primero hay que decidir tenerlo, en todo momento tomar decisiones que nos beneficien el alma y no el ego. Detectar los inicios de discusiones estériles en las que nos enganchamos con el propósito de ganar pero en realidad lo que ganamos son grandes corajes y malos ratos.

Aunque el día haya empezado mal, cualquier momento es bueno para darle la vuelta y si bien no vamos a convertirnos en personas rebosantes de felicidad, al menos pasaremos el día de caos en cierta tranquilidad. Eso siempre es mucha ganancia.

Twitter @reginakuri

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