El 70% de las empresas mexicanas ignora prácticas y políticas de diversidad e inclusión laboral, pero es crucial para sobrevivir en la Nueva Normalidad, donde deben maximizarse los recursos internos e innovar.

La diversidad e inclusión en los equipos de trabajo no sólo fortalecen la reputación empresarial, sino que inciden en la productividad laboral, innovación, mejor toma de decisiones y competitividad.

No en vano el 85% de las empresas europeas considera que las políticas de diversidad e inclusión tienen un impacto positivo en el negocio que va más allá de la imagen corporativa. Se trata de adoptar la diversidad como un sistema para potencializar ideas y soluciones.

En las compañías mexicanas, los factores que más consideran en la inclusión son el género y edad con 54 y 46%, respectivamente, aunque existe un gran rezago en discapacidad, origen etnocultural y orientación sexual, que aún son aún muy discriminados y sólo se consideran en el 7% de las empresas nacionales en promedio.

Aunque la mayoría de los líderes empresariales del país cree que la diversidad es algo positivo, no existen acciones contundentes para generar la inclusión. Así, se trata de una asignatura pendiente que genera la pérdida de oportunidades no sólo de los profesionistas y trabajadores, sino de las compañías que reducen a más del 50% sus oportunidades de ampliar mercados, extender sus productos de línea e innovar.

En general, en México la inclusión se limita a su mención en los manifiestos de las organizaciones, no existen políticas integrales de diversidad e inclusión.

Las empresas más exitosas en la implementación de la diversidad e inclusión a nivel mundial, como Citibanamex, Accenture, Google, Kellogg y Mastercard siguen este proceso:

1. Diagnóstico. ¿Qué está ocurriendo? Es el análisis de la diversidad en la compañía de manera objetiva y cuantitativa, es decir, analizar indicadores de brecha salarial, igualdad de oportunidades y KPIs clave. También implica el análisis cualitativo o de cultura, procesos y principales políticas corporativas y el análisis del entorno regulatorio.

2. Enfoque estratégico. ¿Cómo mejorar? Se requiere definir la mejor estrategia y plan de acción para el negocio, alinearlo con las tendencias del mercado, entorno regulatorio y representantes de los trabajadores. Asimismo, implica determinar cuáles son las mejores prácticas de negocio y cuáles son las iniciativas estratégicas para la empresa.

3. Implementación y seguimiento ¿Cómo poner en marcha el plan de acción? Los departamentos de Recursos Humanos y Comunicación son claves.

Finalmente, los procesos de mentoring aparecen como una de las mejores prácticas corporativas para generar equipos diversos que incrementen las posibilidades empresariales.

Investigadora de liderazgo

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