La destitución de José Luis Vargas como presidente del Tribunal Electoral encendió la discusión. Sus compañeros magistrados (sólo faltó Mónica Soto) nombraron en su lugar a Reyes Rodríguez Mondragón en una sesión presidida por Janine Otálora. Fue ella quien habló de las irregularidades en el desempeño de Vargas y de las acusaciones en su contra que ponen en duda la independencia de ese tribunal. Y es que Vargas ha sido investigado por la Unidad de Inteligencia Financiera por enriquecimiento ilícito.

Los cinco magistrados que aprobaron la destitución de José Luis Vargas se reunieron con el presidente de la Suprema Corte de Justicia, Arturo Zaldívar. Fue él quien, luego de informar que no aceptaría la tan polémica y cuestionada extensión de su mandato, se pronunció con respecto a la crisis en el Tribunal Electoral. Dijo que la permanencia de Vargas como presidente ya no era viable y que “con realismo y responsabilidad debería dar un paso a lado y permitir que se retome el canal de institucionalidad por el Tribunal”.

Desde el Legislativo, Ricardo Monreal, presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado, propuso a la Suprema Corte actuar de inmediato. En contraste, el senador del PAN Damián Zepeda recordó que el Tribunal Electoral no es subordinado del Senado ni de la Corte. Por su parte, el líder de la bancada de Morena en San Lázaro, Ignacio Mier, cuestionó la ética de los integrantes del Tribunal Electoral. El diputado sugirió su completa renovación y ya de paso también la del INE.

La reacción del presidente López Obrador fue la que más llamó la atención. Y es que presentó en su conferencia matutina un tuit de esos que no pasan inadvertidos: “Ojalá ya se muera ese viejo culero de Palacio Nacional”. Frente a la prensa lo atribuyó al recién nombrado magistrado presidente del TEPJF, Reyes Rodríguez. Dijo que con ese tuit buscaba “probar las características de las personas que ocupan estos cargos tan importantes”. Pero resultó que el tuit era falso. El magistrado Reyes lo había denunciado desde octubre de 2020. De hecho,suspendió en su momento la cuenta en esa red social, explicó que había sido hackeada y manifestó su total respeto al presidente. Como sea, López Obrador aprovechó para insistir en la necesidad de reformar al INE y al Tribunal Electoral. Dijo que lo ocurrido muestra el nivel de descomposición que hay en esos organismos, los acusó de tomar decisiones en contra de la democracia y sugirió que todos los magistrados renuncien.

Ya antes el representante de Morena ante el INE, Sergio Gutiérrez, anticipó que su partido propondría un juicio político contra los consejeros electorales Lorenzo Córdova y Ciro Murayama. Los acusó de sabotear la consulta popular. No se le ocurrió pensar que la tan escasa participación en ella podría deberse a que la ciudadanía está enfocada en asuntos más urgentes como pagar deudas, conseguir un empleo o cuidar de su salud.

El hecho es que el golpeteo a las autoridades electorales desde el gobierno y su partido es una constante. La autonomía del INE y del Tribunal Electoral están en riesgo. Sin esa autonomía difícilmente podríamos aún considerarnos una democracia. Así de importante es lo que está en juego.