Más de treinta ganadores del Premio Nobel de la Paz, como los expresidentes de Colombia, Juan Manuel Santos, y de Polonia, Lech Walesa, estuvieron en Yucatán. Hablaron de temas relevantes y urgentes como inclusión, respeto a la diversidad sexual, desarme nuclear, migración, combate al racismo, impulso a la equidad de género y cuidado del medio ambiente. Personajes que desactivaron conflictos añejos y dolorosos, que cambiaron la historia de sus naciones y que con sus testimonios inspiran para construir una realidad más justa y pacífica.

Destacaron mujeres que son poderosas porque empoderan a otras, como Leymah Gbowee, activista clave para terminar la guerra civil en Liberia; Tawakkol Karman, defensora de derechos humanos en Yemen y fundadora de Women Journalists Without Chains; Shirin Ebadi, primer abogada en Irán; Rigoberta Menchú, promotora del bienestar para los pueblos originarios; Bernice A King, impulsora de los derechos civiles y presidenta de la Fundación Martin Luther King Jr.

Frederik Willem de Klerk, el expresidente de Sudáfrica que propició la salida de Nelson Mandela de prisión, habló de la negativa de varios mandatarios a deshacerse de sus arsenales. Pensé al escucharlo que la Sudáfrica del Apartheid se siente tan lejana en el tiempo, como cercana la amenaza que siguen representando las armas nucleares.

Y es que los esfuerzos de quienes han apostado por la solución pacífica de los conflictos son muy grandes. Años y años de trabajo, diálogo, coordinación, voluntad y hasta sufrimiento para lograrlo. Preocupa, en contraste, lo rápido que esa paz puede esfumarse. Los dirigentes que hoy apuestan por la polarización deben tomar en cuenta que la paz se construye desde el lenguaje; que un discurso hostil profundiza las diferencias y suele traducirse en acciones de violencia. Capitalizar el rencor para ganar popularidad o votos es peligroso. Los laureados presentes en Yucatán hablaron de unión, perdón y reconciliación. Ojalá el mensaje llegue a quienes tienen hoy el poder para fomentarlo en sus respectivas naciones.

HUERFANITO.— Yucatán fue reconocido como “estado de paz”. Ekaterina Zagladina, Presidenta del Secretariado Permanente de Premios Nobel de la Paz, destacó al hacer la declaratoria que el reconocimiento se entregó debido al trabajo y la convicción de los yucatecos para hacer frente a los desafíos actuales en un ambiente de respeto. Se convirtió así en la primera entidad en el mundo en obtener esa distinción. Ocurrió en México. Que lo haya celebrado el presidente López Obrador me parece muy esperanzador.

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