El Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la Ciudad de México (Copred) presentó la Encuesta sobre Discriminación en la Ciudad de México 2021 (EDIS-CM). Se levantó en agosto pasado y su objetivo es medir la prevalencia y percepción sobre la discriminación que hay en la entidad y en sus 16 alcaldías con el propósito de comprender mejor el fenómeno y contribuir al diseño de la política pública para prevenir y eliminarla.

Es la tercera ocasión que se realiza; la primera fue en junio de 2013 y la segunda en junio de 2017. Es comparable con las versiones anteriores, porque se ha mantenido básicamente el mismo cuestionario realizado a personas de 18 años o más. El estudio va de lo general, con un módulo de derechos humanos, a lo específico, abordando los testimonios de discriminación.

La parte de percepción es importante, porque la discriminación no se admite abiertamente. Nadie reconoce que discrimina; incluso, personajes que abiertamente se comportan de esa manera lo niegan. Además, resulta que está normalizada: la gente discrimina sin darse cuenta, al ser una práctica social ampliamente extendida. Es decir, es más fácil identificarla en las otras personas que en nosotros mismos.

Sin embargo, la parte más relevante de la encuesta es la de la prevalencia por cuantificar la experiencia efectiva de las personas que han padecido la discriminación. Por eso comenzaré por esta parte. El 25.2% de la ciudadanía reconoce que ha sido discriminado, porcentaje menor al 27.6% de 2017 y 32.1% de 2013. Esto es una buena noticia —aunque a algunas personas les cuesta trabajo aceptarla— porque son siete puntos porcentuales menos que hace ocho años. Cuando se hace la pregunta, ya se ha sensibilizado antes sobre el asunto. La respuesta de 2017 es similar a la prevalencia reportada por la Encuesta Nacional sobre Discriminación, puesto que el porcentaje para la Ciudad de México fue de 23.7%, pero sólo se refiere al último año.

¿Dónde han sido más discriminadas las personas?: 36.9% en el trabajo, 24.3% en la calle, 10.2% en la escuela y 6.9% en el transporte público, por mencionar los mayores porcentajes. ¿Cómo y por qué las discriminaron?: 8.2% por la edad, 7.7% por su forma de vestir, 7.6% por sobrepeso, 6.7% por su color de piel, 6.3% por su imagen y 5.6% por ser mujer. Los primeros cinco motivos se registraron en distinto orden en 2013 y 2017, pero por ser mujer subió al sexto lugar y en porcentaje en 2021: en contrapartida, en este año no apareció por ser pobre, como sí fue el caso en los dos levantamientos previos. Por ende, la apariencia, los estereotipos, el racismo y la misoginia se manifiestan como los motivos principales de exclusión hoy en día.

Sin embargo, lo más preocupante es que las personas siguen teniendo una actitud pasiva ante esta experiencia, puesto que de ese 25.2% que la padeció, sólo 2.8% se atrevió a denunciar, 2.0% habló con su jefe, 1.8% respondió y 1.6% se defendió.

De nueva cuenta, cuando se preguntó sobre si alguien cercano como un familiar, amigo o conocido alguna vez ha sido discriminado, la respuesta es más baja que la del testimonio personal, con 19%, y los porcentajes son menores que en 2017 (19.7%) y 2013 (24.9%). Esto resulta lógico, porque duele más cuando lo experimenta uno mismo. Lo resumiríamos con la frase de que las ofensas se perdonan, pero los agravios difícilmente se olvidan, sobre todo si te tocó padecerlos.

Si bien los lugares y espacios donde se registró la discriminación son similares a la de los testimonios personales, aparecen motivos que no se reconocen en propia persona. En primer lugar, con 10.1%, por color de piel; le sigue con 7.2% por su forma de vestir, pero aparece con 6.0% por ser homosexuales, con 5.4% por sobrepeso, 5.3% por su imagen y 4.2% por su discapacidad. En comparación con 2013 y 2017, preocupa que por su color de piel haya subido en porcentaje y que vuelva a ser el principal motivo, como se registró hace cuatro años.

En 2021, de manera espontánea, la ciudadanía ubica que las causas más comunes de la discriminación son pobreza 16.4%, color de piel 16.2%, preferencias/orientación sexual 10.6%, clase social 9.1%, educación 7.7% y nivel económico 7.5%, entre otras.

Previamente, se preguntó: Cuando escucha el término “discriminación”, ¿qué es lo primero que le viene a la mente? Las principales respuestas espontáneas fueron desigualdad con 14.3%, no hay respeto 11.1%, pobreza 8.4%, menosprecio 8.2% y racismo 7.6%. Llama la atención que la desigualdad haya subido consecutivamente desde 7.8% en 2013 y que la pobreza haya crecido desde 4.5% en 2017. Esto, evidentemente, no tendría que sorprendernos si consideramos que el país y la Ciudad de México vienen saliendo de una fuerte recesión, por lo que los niveles de pobreza cayeron en gran magnitud, como lo reportó en agosto pasado el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).

El hallazgo de la EDIS-CM va en el mismo sentido que el estudio ‘Desigualdad Extrema en México’, realizado por Gerardo Esquivel Hernández en 2015 para Oxfam, donde proponía un programa para combatir la desigualdad, y señalaba que una de las consecuencias más importantes de la pobreza habían sido la exclusión y discriminación, y de manera más marcada con población indígena; pero a su vez, el proceso de marginación y exclusión es resultado de la discriminación pura. Es decir, la desigualdad y la discriminación tienen una doble causalidad y, por ende, la desigualdad estructural, contemplada en la Constitución de la Ciudad de México, está fuertemente asociada a la discriminación estructural, vinculada a factores sociales y culturales que padecen grupos que han sido históricamente discriminados.

Hay una perspectiva optimista, puesto que 53.6% considera que los habitantes de la Ciudad de México podemos hacer mucho para resolver el problema de la discriminación y, si le sumamos el 23% de quienes dicen que se puede hacer algo, da 76.6%, que revierte la caída registrada hace cuatro años (44.5% y 26.3%, respectivamente). Esto va de la mano con la percepción de que el principal responsable de que el derecho a la igualdad y no discriminación se cumpla es la ciudadanía frente al gobierno: 66.7% contra 29.4%, y esta convicción se ha ido ampliando desde 53.2% contra 43.9% en 2013.

ADENDA

1) La inflación al consumidor va a terminar entre 7.3% y 7.5% en diciembre, por lo que Banco de México subirá la tasa objetivo a 5.25%.

2) Pensé que Herrera estaba firme como gobernador; me equivoqué.

3) Pendiente la elección del presidente de Inegi, espero que no cause nerviosismo.

Catedrático de la EST-IPN
Email: pabloail@yahoo.com.mx

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