Ambas posibilidades se pueden dar, dependiendo del periodo de tiempo que se use o del indicador que se utilice. Tomemos las cifras de México como ejemplo. El Producto Interno Bruto (PIB) a precios constantes creció 5.7% en 2021, más como un rebote estadístico después de la pandemia del 2020, luego aumentó 3.9% en 2022, 3.2% en 2023 y espero un alza de 2% en 2024. Al crecer a una tasa cada vez menor, se le conoce como desaceleración.

Si se consideran las cifras trimestrales ajustadas estacionalmente y las variaciones anuales aportadas el martes por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) para el 2023-T1 fue de 3.5%, repitió en 3.5% en T2 y T3, en 4T fue de 2.5% y de 2% en 2024-T1, entonces podríamos decir que se desaceleró en el último trimestre del año pasado y continuó esa trayectoria en el primero de este año.

Sin embargo, si hacemos la comparación respecto al trimestre anterior, obviamente con cifras desestacionalizadas para que tenga sentido, creció 0.2% en el primer trimestre de 2024, por arriba del ejercicio que hicimos la semana pasada (0.1%) luego de haber subido 0.1% en el cuarto trimestre de 2023 de acuerdo con los datos del Banco de Información Económica del Inegi, se estaría hablando de una muy leve reactivación.

Para tener una perspectiva reciente, el Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) nos aporta una visión más oportuna y permite darle seguimiento a la evolución de la economía en el corto plazo. Con los datos hasta febrero, se reportó una disminución de -0.1% en octubre, una baja de -0.4% en noviembre, sin cambio en diciembre y una caída de -0.9%, para luego crecer 1.4% e implícitamente se esperaría un fuerte crecimiento en marzo, que conoceremos el próximo día 23. En este caso podríamos afirmar que se está presentando una reactivación.

Un mal dato o uno bueno no definen una tendencia, por eso desde hace tiempo Inegi viene publicando la serie tendencia-ciclo del IGAE que prácticamente ha estado en el mismo nivel desde septiembre de 2023 hasta febrero de 2024, por lo que será muy interesante observarla en marzo. Sigo pensando que la economía se está reactivando en este segundo trimestre, pero que en el segundo semestre entrará de nuevo en un proceso de desaceleración.

Ahora consideremos el PIB de Estados Unidos. En 2021 creció 5.7%, en 2022 sólo 1.9%, en 2023 se reactivó la economía y creció 2.5% y en 2024, el FMI espera un alza de 2.7%, mientras que yo estimo 2.1%. Siguiendo las cifras trimestrales desde 2023, en tasa anualizada no comparable con las de México, creció 2.2% en el primero y consecutivamente 2.1%, 4.9% y 3.4%, para comenzar con 1.6% en 2024-T1. Los especialistas esperaban 2.5% por lo que el dato causó cierta inquietud, aunque habría que esperar a la segunda estimación el 30 de mayo.

Los mercados en Estados Unidos están esperando un escenario de aterrizaje suave, esto es, que el crecimiento sea menor al de 2023 y podría ayudar a reducir presiones inflacionarias por el lado de la demanda, en una economía que se percibe sobrecalentada, pero no demasiado bajo, al punto que afecte los resultados de las empresas.

De nueva cuenta, hago hincapié en que las comparaciones del crecimiento entre Estados Unidos y México del primer trimestre de 2024 deben hacerse con el mismo método para que sean válidas. En variación trimestral simple fueron de 0.4% vs. 0.2% respectivamente, en tasa anualizada 1.6% vs. 0.8% de México.

Regresando al caso de nuestro país, si consideramos las cifras de la base de datos del FMI, del PIB de México desde 1980 y su estimación del 2024, la tasa media anual de crecimiento (TMAC) en este periodo de 44 años es de 2.04%.

Se puede ver el desempeño de la economía por sexenios desde Miguel de la Madrid hasta el presente con la TMAC. 1982-1988 fue de -0.02%, Salinas de Gortari 3.94%, Zedillo 3.48%, Fox 1.81%, Calderón 1.38%, Peña Nieto 1.94% y López Orador 1.00%. Evaluar las administraciones con estos datos resulta tendencioso, porque en algunos periodos se presentaron graves crisis como la gran recesión mundial en 2008-2009 o la crisis de la pandemia en 2020. Y en contrapartida, algunas se beneficiaron de ajustes previos como fue el caso de Salinas y que a su vez heredó una grave crisis al siguiente.

Pero más allá de los ciclos económicos y políticos, la realidad es que la economía mexicana crece en el largo plazo a 2% y que la tendencia es a la baja, esto es, a la desaceleración. Resulta muy oportuno aprovechar la relocalización (nearshoring) para reactivar el crecimiento, pero buscando que sea incluyente. No es lo mismo crecimiento que desarrollo, pero éste no se puede dar si México no crece. Por eso desde hace tiempo la interrogante de las/os economistas ha sido por qué no crecemos. Al respecto, sería más interesante observar un debate entre los equipos económicos de las candidatas para conocer las estrategias de desarrollo.

Adenda

1. El gasto público creció 18.8% en el primer trimestre de 2024 respecto al mismo periodo del año pasado en México. Los ingresos, sólo 2.4%.

2. La Fed mantiene sin cambio la tasa de referencia, las decisiones futuras dependerán de la inflación observada. El peso se aprecia en el Forex.

3. Mañana los datos de empleo de abril en Estados Unidos.

4. El próximo jueves la inflación de abril en México.

5. ¿Cómo afecta la inseguridad el desempeño de la economía? La encuesta de especialistas del sector privado que publica hoy Banco de México nos puede dar alguna señal.

Economista, catedrático de la Maestría en Administración e Innovación del Turismo de la EST-IPN

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