Desde hace más de tres años, la Alianza México sin Plástico (AMSP), una coalición de más de 200 organizaciones de la sociedad civil, hemos demandado a las senadoras y senadores de la República que escuchen las preocupaciones de la ciudadanía y los expertos sobre los impactos de los plásticos de un solo uso en el medio ambiente y la urgente necesidad de llegar a soluciones reales a este problema. Sin embargo, el tiempo pasa, la contaminación plástica avanza, y seguimos sin contar con una legislación que vele por la ciudadanía y el planeta.

A lo largo de este tiempo ha habido algunas propuestas de dictamen por parte de la Comisión de Medio Ambiente, desde 2019 bajo la presidencia del Sen.

Raúl Bolaños-Cacho, para reformar la Ley General para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos (LGPGIR ). Sin embargo, en estos intentos ha primado la protección de los intereses privados, mostrando una fuerte colusión entre poder político y económico en detrimento del bienestar de la gente y del medio ambiente.

El último dictamen que se buscó discutir (abril 2021) contenía tantos riesgos que desde la AMSP salimos a denunciarlo. La propuesta de dictamen contenía planteamientos que no sólo no contribuían a solucionar la crisis plástica sino que la podrían agravar, por ejemplo, afectaciones a las prohibiciones estatales de productos plásticos bajo consideraciones de pertinencia económica, no establecía responsabilidades claras a las empresas, que son las que ponen estos productos en el mercado, definía a los plásticos de un solo uso de una forma que excluía a casi todos los que están prohibidos en los estados si eran reciclables o valorizables y culpaba a la ciudadanía por el problema.

La idea no es aprobar reformas legislativas por aprobarlas y callar la presión pública, el objetivo es modificar la ley de forma que realmente contribuya a la protección ambiental, para lo cual es imprescindible que se considere:

1) La raíz del problema. La contaminación plástica no es solo una cuestión de mala gestión de residuos, es un problema más profundo que tiene su origen en el modelo dominante de producir y consumir basado en lo desechable y en la conveniencia inmediata, en la puesta en el mercado de productos concebidos para tirarse;

2) La responsabilidad extendida de los productores. Las empresas que ponen estos productos en el mercado deben asumir su responsabilidad durante todo su ciclo de vida, desde el diseño de opciones que no sean desechables (reutilizables o libres de empaque) hasta contribuyendo a la gestión de los residuos generados, para que la carga no sea solo de los gobiernos ni se pague solo con dinero público proveniente de nuestros impuestos. Todas y todos tenemos una responsabilidad que asumir, pero ésta debe ser proporcional a nuestra contribución al problema. Las empresas (productoras de plásticos, grandes marcas de bienes de consumo, etc.) ponen miles de millones de productos plásticos en el mercado, haciendo grandes ganancias con ello y externalizando los costos a la sociedad y al ambiente (contaminando), por esto, su responsabilidad debe estar a ese nivel.

3) Soluciones de raíz. La solución a la contaminación por plásticos no es sustituirlos por otros productos que también sean desechables. Los productos biodegradables, compostables, reciclables, bioplásticos, de papel, cartón, etc., si están diseñados para tirarse, siguen siendo parte del mismo problema y siguen generando grandes afectaciones ambientales. La solución se encuentra en el impulso de modelos circulares de distribución de productos basados en la reutilización (es decir, e n retornables, rellenables, libres de empaque, etc.).

4) No considerar la incineración de residuos. Convertir residuos en energía/combustibles (sea co-procesamiento, reciclaje químico, etc.) no es una solución amigable con el medio ambiente ni es economía circular, es Greenwashing. La contaminación plástica no se soluciona incinerando plásticos, lo que contribuye al cambio climático y daña la salud de las personas (recordar que 99% de los plásticos están hechos de combustibles fósiles [1] y contienen químicos tóxicos para la salud que se liberan al someterlos a altas temperaturas), el problema se soluciona disminuyendo su producción y su consumo.

A pesar de que hemos compartido estas alertas hasta el cansancio con las y los legisladores, especialmente con la Comisión de Medio Ambiente, seguimos sin ver una propuesta de dictamen que las tome en consideración. Es más, en los últimos días, fuentes oficiales y no oficiales compartieron con la AMSP que nuevamente dentro de la Comisión se busca aprobar un dictamen casi idéntico al de abril de 2021, es decir, con los mismos riesgos para el medio ambiente y que no considera ninguna de las principales demandas de la sociedad civil.

Ante ello, desde la AMSP envíamos el día 12 de octubre una carta al Senador Bolaños-Cacho, y a la Comisión de Medio Ambiente, recordándole los compromisos que había asumido con nosotras en pasadas reuniones, uno de ellos el de no aprobar un dictamen que no cuente con la participación de la sociedad civil. Es importante que el Senado garantice nuestro derecho a la participación en la toma de decisiones públicas y escuche a las organizaciones de la sociedad civil integrando las propuestas antes mencionadas en cualquier dictamen que se pretenda aprobar, ya que sin ellas cualquier “solución” propuesta será solo maquillaje verde que no detendrá la contaminación por plásticos.

Senador Bolaños-Cacho y demás integrantes de la Comisión de Medio Ambiente, no queremos más simulaciones, queremos acciones contundentes que pongan en el centro la protección ambiental y el bienestar de las personas, no el interés de las empresas.

Ornela Garelli es especialista en Consumo responsable y cambio climático de Greenpeace México

[1] CIEL. 2019. Plastic & climate: The hidden costs of a plastic planet (Plástico y clima: Los costos ocultos de un planeta plástico). https://www.ciel.org/wp-content/uploads/2019/05/Plastic-and-Climate-FINAL-2019.pdf

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