Las elecciones se aproximan y es muy importante que las y los candidatos a los cargos disputados no olviden la importancia de incluir la protección ambiental en sus agendas políticas. En los tiempos complejos que vivimos, diversos temas son de amplia preocupación local y nacional, como la recuperación económica y el control de la pandemia por COVID-19, así como cuestiones de seguridad. Sin embargo, es muy importante que las y los candidatos, los partidos políticos y la ciudadanía demos al medio ambiente y a la lucha contra el cambio climático el lugar que merecen en el debate político y en las propuestas electorales que deberemos elegir el próximo 6 de junio.

Los problemas más apremiantes que enfrenta el país y nuestras ciudades no pueden verse ajenos a la imperiosa necesidad de proteger el medio ambiente, de combatir la emergencia climática y de pérdida de biodiversidad que sufrimos en la actualidad. Cuestiones como la mala calidad del aire en las zonas urbanas, la falta de agua en el Valle de México, la sequía en buena parte del país, los incendios, la generación desmedida de residuos, la sindemia de sobrepeso y obesidad que vivimos las y los mexicanos, así como la pandemia misma, son todas problemáticas relacionadas de alguna manera con el cambio climático y con la explotación que hacemos de la naturaleza. Por ello, para tener ciudades más limpias, más verdes, más saludables y más habitables para todas y todos necesitamos privilegiar la protección ambiental en las agendas públicas.

En este sentido, desde finales de abril, desde la Campaña de Consumo Responsable de Greenpeace México enviamos cartas a las candidatas y candidatos a alcaldías y presidencias municipales de ciudades como CDMX, Puebla, Monterrey, Toluca, San Luis Potosí, Xalapa y Guadalajara, para compartirles demandas ciudadanas para construir ciudades sostenibles. Nuestro enfoque se centra en la democratización del espacio público para la habilitación de mayores huertos urbanos, donde podamos cultivar nuestros propios alimentos de forma ecológica, y para el fortalecimiento y presencia de iniciativas de consumo alternativo, como mercados de productores, tianguis agroecológicos y cooperativas de consumo.

Estas iniciativas constituyen respuestas de cambio concretas que permiten optar por alternativas para recuperar y preservar el bienestar del ambiente y de las personas desde nuestras formas de consumir, y que incluso podrían interpretarse como acciones de mitigación y adaptación al cambio climático, es decir, de reducción de gases de efecto invernadero y de ajustes para enfrentar los impactos esperados, respectivamente.

La agroecología o agricultura ecológica, en la que se basan estas iniciativas, se presenta como una alternativa al modelo dominante de producción de alimentos a partir de procesos agroindustriales. Las iniciativas agroecológicas buscan transitar de este tipo de producción basado en el uso de combustibles fósiles y la producción de cultivos de agroexplotación, que hace uso de transgénicos, agrotóxicos y monocultivos, hacia un paradigma alternativo, como la agroecología, que promueve prácticas agrícolas sustentables y el desarrollo de agrosistemas sin dependencia de agroquímicos e insumos de energía altamente contaminante; estos sistemas pretenden ser biodiversos, resilientes, energéticamente eficientes y socialmente justos (Altieri y Toledo, 2010). Además de que en estas iniciativas podemos encontrar una mayor oferta de productos libres de plásticos, para evitar generar residuos.

Para que la ciudadanía pueda transitar hacia estilos de vida sostenibles, es decir, bajos en carbono y que también contribuyan a combatir el cambio climático, es importante que las autoridades gubernamentales en nuestras ciudades establezcan las condiciones necesarias para que se fortalezcan estas iniciativas y para que tengamos un mayor acceso a ellas. Para que el supermercado (lleno de productos ultraprocesados, importados y empacados en plásticos) no sea nuestra única opción ni la más accesible.

El 5 de junio, un día antes de las elecciones, se conmemora el Día Mundial del Medio Ambiente, cuyo tema central este año es la restauración de nuestros ecosistemas, incluidas nuestras ciudades. A pesar del concreto y el tráfico, las ciudades son aún ecosistemas cuya condición marca profundamente la calidad de nuestras vidas. Los ecosistemas urbanos funcionales ayudan a limpiar el aire y el agua, a refrescar las islas urbanas de calor, y apoyan nuestro bienestar al protegernos de peligros y al proveernos oportunidades para descansar, recrearse y transitar hacia estilos de vida sostenibles. Además de que albergan gran biodiversidad. Por esta razón, comprometerse a empezar la restauración de las ciudades, a través del establecimiento de mayores espacios verdes y para el consumo responsable, es una oportunidad de las nuevas autoridades para contribuir en la construcción de ciudades sostenibles.

Candidatas, candidatos ¿contamos con ustedes?

*Especialista en consumo responsable y cambio climático de Greenpeace México

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