El valor del comercio electrónico en México se ha multiplicado más de veinte veces en una década. En 2009 se reportaron cerca de $24.50 miles de millones de pesos en ventas por este medio, mientras que para 2018 se alcanzaron cerca de $491.25 miles de millones de pesos (AIMX, 2018).

Detrás de este crecimiento está el aumento en el uso de tecnologías de la información que ha permitido que las empresas puedan ofrecer sus productos, servicios y bienes a los consumidores sin la necesidad de acudir a la tienda. Para ellas, el comercio electrónico se ha convertido en una oportunidad de mercado para acceder a más compradores. Esta realidad se ha visto exacerbada debido a la pandemia de COVID-19, donde la cuarentena ha motivado a cada vez más personas a comprar en línea. Por lo anterior, es muy común ver que en fechas de alto consumo como el Black Friday, las estrategias para promover el comercio digital se disparen.

En la lógica empresarial, vender lo más posible ocupa un lugar central, inclusive si el comprador se ubica en el rincón más alejado del mundo o aunque existan mejores alternativas en nuestra misma ciudad. Por lo que el comercio electrónico, especialmente en fechas de alto consumo como el Black Friday o el Buen Fin, puede generar enormes impactos sociales y ambientales. Aquí algunos de ellos.

● Se promueve el consumismo. A partir de la publicidad personalizada vía algoritmos, las empresas de e-commerce manipulan los deseos de los consumidores para mantenernos comprando, incluso aquello que no necesitamos. El comercio electrónico ha promovido el surgimiento de formas extremas de neoliberalismo representadas por empresas como Amazon, eBay o AliExpress. Estos monopolios están acabando con las economías locales e incrementando la desigualdad económica debido al aumento de la concentración de la riqueza en unas pocas manos.

● La entrega instantánea daña el medio ambiente. La entrega rápida requiere tres veces más energía que la entrega tradicional, ya que para poder entregar en el mismo día se necesitan varios mensajeros para llegar a los diferentes domicilios particulares de los compradores, en lugar de uno solo que entregue varios paquetes en una misma corrida. Más vehículos y más tráfico en la ciudad significan más emisiones.

● En 2019 se generaron cerca de 54 millones de toneladas métricas de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos en el mundo, sólo el 17% de estos se recolectaron y reciclaron, el resto representan residuos peligrosos para el medio ambiente y la salud de las personas.

● El gigantesco uso de paquetería (papel, plástico, cartón) para poder distribuir los productos genera grandes cantidades de residuos que inundan los ecosistemas, especialmente el plástico, que tarda años en degradarse.

● La huella energética por nuestro consumo digital es cada vez mayor: las instalaciones de alojamiento web tienen la capacidad de consumir la energía que requiere una ciudad de tamaño mediano; mientras que el sector de las tecnologías de información actualmente consume aproximadamente el 7 % de la energía mundial.

Por lo anterior, en estas fechas de alta promoción del consumo, donde las empresas aumentan sus promociones y descuentos para maximizar sus ventas, es muy importante que reflexionemos antes de decidir comprar algo nuevo, ya que tanto el comercio electrónico como el tradicional generan impactos ambientales que podríamos evitar si solo consumimos aquello que realmente necesitamos. Si no lo necesitas, no lo compres. Otra opción es consumir local, evita a estas grandes empresas del e-commerce, cuyos precios aparentemente más bajos no reflejan los altos costos sociales y ambientales que generan, y apuesta por comprar lo que necesites con productores y empresas locales.

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