¿En qué se convierte el trabajo solitario de un pintor en tiempos de confinamiento? Hago esta pregunta al pintor catalán Manel Pujol Baladas, nacido en Vich en 1947 y afincado en la Ciudad de México desde hace 22 años. Artista que ha transitado en su exploración formativa y luego en su búsqueda muy personal desde el realismo mágico, pasando por el surrealismo (fue colaborador de Dalí) a un expresionismo abstracto (tuve que cortar el cordón umbilical) que se apega más a la herencia de un Tapies. Entre sus exposiciones cabe destacar las referidas a la música, que es otra de sus pasiones. Si en Los cosmonautas, la serie inmediatamente anterior a lo que estos tiempos inciertos le están provocando, trataba del hombre en el cosmos, de ver lo que no se puede ver pero presentimos, ahora la mirada es cuerpo adentro.

Pujol Baladas: pintar en tiempos de pandemia
Pujol Baladas: pintar en tiempos de pandemia
Pujol Baladas: pintar en tiempos de pandemia
Pujol Baladas: pintar en tiempos de pandemia

Las pinturas de Pujol siempre tienen algo de partitura musical, como si hubiera una conciencia de un pentagrama del alma que responde a los riesgos, a las preguntas y búsquedas del artista. Pujol me cuenta que le entusiasma lo que está haciendo porque le ha mostrado que pintar es una forma de sobrevivir, y aunque lo intuía, ahora ha sido más claro que nunca. Ese diálogo con él mismo, esa dantesca inmersión en los círculos existenciales de los que se huye, le ha permitido encontrar esa rendija viva de luz por donde el grito de libertad se expresa. Así los cuadros más estivales de esta serie, que pasó su primavera con apenas parpadeos de luz, han dado cabida a la presencia solar. Dorados tenues que caldean el alma y prometen una salida. Del otro lado de la búsqueda del artista estamos nosotros, los que miramos y, desde el privilegio de visitar su trabajo en progreso, el cobijo de la luz va bronceando la oscuridad y confortando la nuestra. Servir de puente a través de la obra, apunta el pintor. La crisis pone a prueba la sensibilidad y el oficio del pintor frente a la necesidad de explicarse la fragilidad y necesidad de futuro. Pintar me descubre que yo puedo sobrevivir. Ya vendrá el tiempo de ser convidados al banquete que haga público el trabajo íntimo, sincero y sediento de luz de los nocturnos de Pujol Baladas.

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